Madrid. El Fondo Monetario Internacional (FMI) admitió que la bancarrota de Rusia “ya no es un evento improbable” a raíz de las sanciones económicas que se han aplicado a dicho país, que sufrirá una “recesión profunda” por la invasión a Ucrania, y cuyo impacto supondrá una revisión a la baja de las perspectivas de crecimiento mundiales de la institución.
Kristalina Georgieva, directora gerente del FMI, explicó que no se trata de si Rusia no tiene dinero, sino de que las sanciones económicas aplicadas lo imposibilitan de usarlo.
La economista búlgara indicó que en estos momentos el FMI no mantiene relaciones con Rusia y su oficina de Moscú no está operativa. Añadió que el “régimen de sanciones sin precedente” contra Rusia hace muy improbable su acceso a los derechos especiales de giro (DEG).
La directora del FMI advirtió que las sanciones puestas en marcha han provocado una contracción abrupta de la economía rusa, llevándola a una “profunda recesión” en la cual la depreciación del rublo impulsa la inflación y reduce sustancialmente el poder adquisitivo de la población. Para ella, el factor clave de esa contracción será la duración de la guerra y del régimen de sanciones, así como si este régimen de sanciones puede profundizarse con las exportaciones de energía de Rusia.
Señaló que los efectos secundarios del conflicto para el resto del mundo se traducen en precios más altos de materias primas, así como de la reducción de ingresos reales debido a la inflación y del impacto en las condiciones financieras y la confianza empresarial.