La publicación del primer libro de poesía de Diana Bracho (Ciudad de México, 1944) era “una asignatura pendiente” para la actriz, quien ahora se muestra, a través de sus versos, sin máscaras teatrales, con alma, corazón y palabras que desnudan a una mujer de 77 años, “con sentimientos, temores, dolores y gozos muy profundos”, dice la autora.
Editado por la Universidad Autónoma de Nuevo León (UANL), el poemario, titulado Pronóstico reservado, “revela a una poeta madura y excepcional, para quien el amor por el lenguaje es esencial; la admiración por la poesía japonesa y su síntesis es su referente”, detalla la presentación de la obra.
En entrevista con La Jornada la escritora reconoce que nunca se preocupó por publicar sus textos porque estaba muy involucrada con su trabajo actoral, “pero la UANL metió el hombro y me apoyó para hacerlo, si no, nunca me hubiera atrevido, pues la poesía nos mete a una intimidad total y absoluta, que a veces puede ser oscura, a veces luminosa, y no sabemos dónde estamos.
“La poesía nos descubre cosas, y es fantástico ese lenguaje que permite conocernos de otra manera. La disciplina actoral es muy diferente a la poética; tal vez por eso me tardé tanto en atreverme a publicar. Ser actor es convertirse en otra persona, dar la piel y sentimientos a un personaje para que éste cobre vida; en la poesía eres sólo tú, desnuda, la que se presenta a través del lenguaje. Es riesgoso, pero al mismo tiempo satisfactorio.
“Mi primer poema lo escribí a los siete años; desde entonces no he dejado de escribir y amar las letras. La posibilidad de expresarme a través del lenguaje poético es un regalo de la vida.”
En Pronóstico reservado, continúa Diana Bracho, “está muy presente la influencia del haikú, incluso en mi trabajo actoral se refleja la disciplina zen y al estética japonesa: decir más con menos. Mis poemas son muy sintéticos, algunos muy cortitos; sin tener la estructura del haikú, tienen su espíritu, sobre todo la tercera parte, que es hablar de la naturaleza ligada al sentimiento humano.
“Ahora descubro que utilizo muy pocos adjetivos y no fue algo voluntario, así escribo. El público se va a sorprender un poco al encontrar a esta poeta que no es la actriz, sino una mujer con sentimientos profundos, alegres o eróticos. Hay mucho de ser mujer, pero no feminista, ni mucho menos; ahí están sentimientos de abandono, de pasión, de pérdida.
“Escribo a mano, en cuadernos, nunca he usado la computadora. Los poemas reunidos en Pronóstico reservado vienen de muy atrás, no se de cuándo porque nunca les puse fecha, son atemporales, no son autobiográficos, no corresponden a una experiencia concreta de mi vida, sino a sentimientos casi abstractos; por ejemplo, hay poemas tristes, un poco oscuros, que escribí cuando era muy feliz con mi pareja.
“Aspiro a que sean poemas universales, sin fecha de caducidad. Este espejo que es el libro me dijo la verdad acerca de una mujer que en muchos aspectos no conocía bien; me he descubierto a través de él; ¡es increíble! Descubrí a una niña triste, a una mujer muy viva, que soy erótica y tanática al mismo tiempo. Hablo mucho de la muerte, pero también es un libro con mucho erotismo y vitalidad. Me descubro y a veces hasta me asusto”, reitera con emoción.
La poeta considera que escribir es, de alguna manera, “también una forma de encontrar la verdad. No sé qué seguirá después. Nunca planeo mucho la vida, pues siempre digo que es como mis personajes: no los busco, ellos me encuentran. Todos los días la vida me encuentra sorpresivamente.
“Por supuesto, seguiré actuando porque es mi pasión, y seguiré escribiendo porque me gusta mucho, sin ningún compromiso de que tengo que hacer otro libro. Además de poemas escribo ensayos, pero he sido un poco descuidada con ellos, pues están por ahí aventados en un baúl; tengo que preocuparme por recuperarlos.
“La experiencia de publicar un libro de poesía es como iniciar una nueva vida, y tengo pavor, porque no soy conocida como escritora, no pertenezco a ningún círculo de escritores, no escribo en ningún estilo que esté a la moda, no conozco a nadie y es un libro muy personal e íntimo. Lo único que espero es tocar al lector, al ser humano”, concluye.
El libro de Diana Bracho se presentará el 17 de marzo a las 19 horas en el contexto de la Feria del Libro UANLeer 2022, en el Patio Sur del Colegio Civil, en la ciudad de Monterrey, en Nuevo León. Participan: Alberto Ruy Sánchez, Celso José Garza Acuña y la poeta. Se transmitirá por la página de Facebook @CulturaUANL.
A continuación, algunos poemas que integran Pronóstico reservado, de Diana Bracho, publicado por la UANL.
La piel de mis sentimientos es tan frágil como el pétalo más delicado de la flora.
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Mi soledad me asusta. Qué voy a hacer con tanta gente.
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“Momento casi platónico” La Belleza está en los ojos del amor. Mírame.
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Un nido de colibrí perfecto y misterioso. Anidas así en mi ternura.
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La acacia se abre húmeda a la caricia del sol. Tócame.