Buenos Aires. La cámara de Diputados debatió ayer el tramo final de las negociaciones para aprobar el refinanciamiento logrado con el Fondo Monetario Internacional (FMI), por una deuda de 57 mil millones de dólares, que obtuvo el ex presidente Mauricio Macri al final de su gobierno, de los cuales se entregaron 45 mil millones, en una operación ilegal y violatoria tanto de la Constitución como de las normas del FMI.
Afuera de la sede del Congreso hubo manifestaciones en las que un pequeño grupo apedreó el edificio y quemó automóviles, lo que llenó de humo las calles hasta que llegó la policía de Buenos Aires, que no estaba vigilando el Congreso pese a que se preveían incidentes. Hubo enfrentamientos que dejaron lesionados y ventanas rotas en el antiguo edificio del Congreso.
La represión fue dura, pero hasta el anochecer, los manifestantes permanecían en la plaza de las sedes legislativas, y se quedarían hasta el final de la sesión, la cual se preveía que terminara la madrugada de este viernes.
La situación se controló y hubo algunos detenidos, pero quedó la sospecha de por qué no había vigilancia en el Congreso, en un día de debates sobre el hecho insólito como fue la negociación entre el oficialismo del Frente de Todos, con la oposición derechista de Juntos por el Cambio. En ambos movimientos políticos hubo divisiones internas respecto del acuerdo financiero.
La derecha más dura quería un proyecto que autorizara la reforma laboral y previsional, entre otros puntos, siempre rechazados a nivel popular y que no figuran en el acuerdo ahora.
Dentro del oficialismo peronista, en el que se destacan el diputado Máximo Kirchner y otros jóvenes, se denunció lo que significa la “ayuda” del FMI para este y otros países, que han resultado en dejar en mayor pobreza a la población, la destrucción de industrias y del Estado nacional, además de un saqueo en favor de la dominación y endeudamiento ilegítimo.
El gobierno de Alberto Fernández y su vicepresidenta Cristina Fernández de Kirchner, cruza una situación dramática, ya que Macri dejó un Banco Central sin reservas y fuga de capitales; el país está en virtual cesación de pago y una deuda impagable acumulada. Cuando comenzaban a atenderse problemas sociales como indigencia, pobreza, desempleo y cierre de miles de pequeñas y medianas empresas, la pandemia llegó a agravar la situación en marzo de 2020.
El préstamo del FMI al gobierno de Macri, que nunca fue aprobado por el Congreso, debía comenzar a pagarse en febrero, en un plazo de dos años y se renegoció a 10 años.
Economistas opinan que el acuerdo se planeó para estallar como una bomba de tiempo por si Macri no ganaba las elecciones de octubre de 2019, como sucedió, creando una grave crisis al país.
Hay sectores del peronismo que entienden que en este caso, el FMI estaba dispuesto a declarar el default y que se iba a tener que negociar, como finalmente lo hizo.
Gobernadores de la Unión Cívica Radical votaron en favor del gobierno y así se alejaron de los sectores más duros de la derechista Propuesta Republicana de Macri. El oficialismo aún rechaza la vigilancia constante del FMI.