Con un costal llenó de espejitos, y otro repleto de mentiras y soberbia, arribó a México el colonial canciller español, José Manuel Albares, con el fin de exigir “certeza jurídica” para las trasnacionales gachupinas que, “de buena fe”, según dice, invierten en el sector eléctrico nacional, y reclamar, de forma por demás injerencista (“estamos dispuestos a discutir las diferencias”), por “la posible retroactividad” de la reforma sectorial propuesta por el presidente López Obrador.
No es novedad, desde luego, porque Albares tiene fama muy bien ganada de personero del gran capital español, y suele presumir que la monarquía y su gobierno “tienen derecho a defender los intereses de España ante cualquier circunstancia y ante cualquier país”, en el entendido, el suyo, de que “la diplomacia económica es una prioridad” y está al servicio de los grandes corporativos.
Meses atrás (ver México SA del 12 de febrero de 2022) Albares se reunió con una veintena de magnantes españoles (entre ellos los dueños de Iberdrola, Repsol, BBVA, Caixabank, Telefónica, Enegas, Sacyr, Acciona, Ferrovial y Talgo) a quienes ratificó que “usaré la diplomacia económica para apoyaros en lo que necesitéis y os pueda ser útil, como un instrumento más al servicio del crecimiento y de la prosperidad de España… La política exterior que impulso os garantizo que siempre tendrá en cuenta los intereses económicos de España y de las empresas españolas que vosotros representáis; quiero trabajar en la solución de problemas que se os presentan y en el apoyo en las necesidades que detectéis… (ustedes son) reflejo de los valores de nuestra sociedad”.
Pues bien, ¿qué tipo de “certeza jurídica” es la que exige el colonial canciller español? La misma que a los barones gachupines garantizó –traje a la medida– el régimen neoliberal, especial, pero no únicamente, en tiempos de Felipe Calderón y Enrique Peña Nieto, quienes –coimas de por medio– a ese capital le abrió las piernas de par en par.
De hecho, cuando el tal Borolas efímeramente despachó como secretario foxista de Energía (apenas duró ocho meses en el cargo) lo único que hizo fue exigir (nótese la “coincidencia”) “certeza jurídica” para el capital foráneo –especialmente el español– que desde tiempos salinistas comenzó a tomar las riendas del sector eléctrico y, en algunos casos, del petrolero, es decir, la misma “certeza jurídica” que hoy demanda, en nombre de la corona, José Manuel Albares.
Entonces, en el lenguaje de oro por espejitos, “certeza jurídica” quiere decir contratos leoninos, permanente violación de la legislación nacional, impunidad garantizada, abusos por doquier, “favores” fiscales, subsidios del Estado, prioridad en el despacho de energía eléctrica, precios inflados y un largo etcétera. A cambio, por ejemplo, con esa “certeza jurídica” Felipe Calderón (que como secretario de Energía e inquilino de Los Pinos cabildeó y cuido los intereses de los barones gachupines) se fue a chambear a una de las subsidiarias de Iberdrola, y junto con él un ejército de ex funcionarios del régimen neoliberal que, de “buena fe”, armó jugosos negocios para los patrones de Albares.
De Calderón y su efímero paso por la Secretaría de Energía hay que recordar que en una de sus comparecencias en el Senado de la República (noviembre de 2003, tal vez la única) exigió “otorgar certeza jurídica a la inversión privada en sectores exclusivos del Estado; hay que modificar la Constitución, porque a nadie le conviene una legislación que suponga riesgos; es urgente reformar los artículos 27 y 28 por ser la única forma de dar plena certeza jurídica a los inversionistas privados. De lo contrario, México está dando un mensaje negativo al exterior”.
Ya como inquilino de Los Pinos aceptó los espejitos del monárquico y fascista Mariano Rajoy, a quien dijo: “los empresarios españoles pueden constatar las enormes ventajas competitivas que ofrece la economía mexicana como destino de inversión (…) en condiciones de plena certeza jurídica”. Y los gachupines se hincharon, mientras Borolas condecoraba al gallego con la Orden del Águila Azteca, “por los servicios prestados a la nación mexicana”.
Las rebanadas del pastel
Informa el presidente López Obrador que la importación de gasolinas se ha reducido en alrededor de 45 por ciento. Con la refinería de Dos Bocas, la coquizadora de Tula y Deer Park México alcanzará la autosuficiencia … Ayer, el barril mexicano de exportación se cotizó a 102.49 dólares.