Semana de manifestaciones, del embrujo de las masas hipnotizadas por los medios de comunicación vía Internet que representan fenómenos sicosociales con grandes dificultades para su estudio e interpretación, que tiene que basarse en procesos de diferenciación entre sí y con otros fenómenos, como las dificultades entre Rusia y Ucrania, y la gran cantidad de refugiados que buscan asilo en los países vecinos y en toda Europa y que hace temblar de pánico a muchos en el mundo. Ya ni hablar de la violencia en muchos estados de la República y, para poner la cereza al pastel, los desmanes cometidos en el estadio de futbol La Corregidora, de Querétaro, que al parecer quedarán impunes.
Hilos invisibles vía Internet que llegan a una tercera parte de la humanidad para deconstruir a los “dioses del mundo”, escondiendo ideologías en que hombres y mujeres engañan y son engañados.
Dichas actividades, al provocar una regresión de la actividad síquica a una fase anterior a la que nos encontramos, evocan al niño juguetón que fuimos o no, a la madre voluptuosa o no, al padre complaciente o tiránico con el que crecimos o no, convocándonos a sacudirnos la ternura en una identificación masiva con personajes más allá de las cualidades de éstos.
Fenómenos sociales que describió Sigmund Freud y siguen vigentes, y a los que me he referido en otras ocasiones.
Habría que indagar en las motivaciones inconscientes, sentimientos e imágenes regresivas que se colocan en esas figuras que generan movimientos de masas incontenibles.
Manifestaciones diferentes que reducen los aspectos de índole biológica por el hombre, por ejemplo, el hambre actual en el mundo aunada a las carencias afectivas que convergen en lo social. Vaya que el hambre se vuelve quizá la violencia más radical de millones y millones que parece no verse.
Así, la sicología social se encuentra a la saga de los cambios sociales y requiere situarse en el espacio adecuado para observar el fenómeno social y, posteriormente, encontrar diferencias y explicaciones pertinentes e integrarlas en un cuerpo de doctrina sólido.
La originalidad del sicoanálisis fue estudiar la diferencia de la relación con el otro, con lo otro, con la otredad; es decir, la relación de lo otro, del otro, en nosotros; la diferencia entre los sexos, las ideologías, las culturas y, actualmente, los medios masivos de comunicación, al considerar que el sujeto existe, antes de nacer, en el deseo de sus padres, lo que lo convierte en portador y depositario de los ideales del otro, o sea, un refuerzo para la identificación del sujeto.
Lo que se observa en los fenómenos de masas acontecidos en las recientes semanas es un decantado de complejísimas capas donde confluyen entornos sociales y estructuras con significados muy diversos, dependiendo del escenario en que se dan, que colocan al investigador en el problema de dónde situarse para observarlos, pues el escenario es siempre dinámico, no tiene centralidad ni fijeza.
En los fenómenos de masas comentados, los significados varían dependiendo del tiempo, el espacio, el movimiento y los personajes, empresas o gobiernos que los mueven. Más las motivaciones dominantes expresadas en su construcción.
Qué difícil o imposible es intentar traducir, interpretar o medir dichas actitudes.