Madrid. Las especies recién descubiertas corren un mayor riesgo de extinción que las descritas por primera vez hace mucho tiempo, según un nuevo estudio de la Universidad Nacional de Australia (ANU).
Los investigadores han descubierto que las especies no descritas o especificadas recientemente enfrentan un mayor riesgo de extinción en comparación con las variedades conocidas, lo que agrega otra capa a la crisis de biodiversidad que ya se está desarrollando.
“Ha habido muchas discusiones recientes sobre las tasas de extinción, pero hay una gran cantidad de biodiversidad no descrita por ahí”, dijo en un comunicado el autor del estudio, el profesor David Lindenmayer.
“Una vez que comienzas a investigar la descripción y el descubrimiento de nuevas especies, resulta que son las que corren mayor riesgo de extinción. Esto sugiere que se perderá mucha biodiversidad incluso antes de que se describa”.
Utilizando datos recopilados de la Lista Roja de la Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza (UICN), los investigadores analizaron 53 mil 808 especies en cinco grupos de vertebrados.
Los resultados muestran que para las especies descritas entre 1758 y 1767, la proporción de especies amenazadas se sitúa en 11.9 por ciento.
Sin embargo, esto ha aumentado a 30 por ciento para las especies descritas entre 2011 y 2020. El análisis predice además que esto podría aumentar a 47.1 por ciento para 2050.
“Las especies recién descritas corren un mayor riesgo de extinción por varias razones, una de las cuales es que a menudo tienen poblaciones más pequeñas y rangos restringidos, lo que las hace vulnerables a la pérdida y fragmentación del hábitat”, señaló el profesor Lindenmayer.
“Como estas especies recién descritas a menudo son raras, también existe un fuerte mercado negro en el comercio ilegal de vida silvestre, lo que deja a estas especies en un alto riesgo de cazadores furtivos”.
Esfuerzos de conservación
A pesar de los mayores riesgos, en muchos casos estas especies reciben sustancialmente menos esfuerzos de conservación que sus contrapartes establecidas desde hace más tiempo.
“Los esfuerzos de conservación actuales se centran principalmente en especies más antiguas e icónicas que se descubrieron hace mucho tiempo”, indicó Lindenmayer.
“Gracias a intervenciones realmente buenas, algunas especies de alto perfil como el panda gigante han comenzado a recuperarse, sin embargo, las especies recién descritas a menudo no reciben el mismo tratamiento”.
Para ayudar a que las especies no descubiertas sigan siendo viables, los investigadores sugieren que se requieren con urgencia estudios intensivos dirigidos a áreas con alta biodiversidad.
“Esto se relaciona particularmente con las áreas tropicales y otros puntos críticos de biodiversidad, que albergan una serie de especies amenazadas, tanto descubiertas como por descubrir”, alertó.
“En Australia es particularmente importante conservar la biodiversidad ya que la gran mayoría de las especies en nuestros ecosistemas terrestres no se encuentran en otros lugares.
“Esto significa que se requieren más estudios de campo para descubrir estas especies, seguidos de esfuerzos adicionales de conservación para ayudar en sus batallas contra la extinción”.
La investigación ha sido publicada en Conservation Letters.