La noche del 6 de marzo el Canal 11 presentó a, dos cantantes de calibre mientras de los archivos retomaba las vitales advertencias vinculadas a la etiología del actual “estado de guerra” de dos personajes histórico-políticos cruciales a la conceptualización y análisis del estado de guerra: George F. Kennan y Vladimir Putin.
Las cantantes y los personajes me rescataron de las tinieblas de una guerra repleta de dolor y angustias. En toda guerra la verdad es la primera víctima, el conflicto se luce lanzando una masiva desinformación, en este caso de hiperhistérica rusofobia. En estos males la CNN lleva la delantera con su hermetismo pro-EU casi mítico. Sin crítica, opera la propaganda.
Es una guerra vinculada al agresivo y persistente unilateralismo bélico de EU inaugurado por George W. Bush en el bárbaro asalto a Irak (ver “El horror”, La Jornada, 20/3/2003) desautorizado por el Consejo de Seguridad de la ONU. De facto Bush Jr. abandonó la Carta de las Naciones Unidas y el derecho internacional como política de Estado, y su política internacional de seguridad desde entonces obedece a los cánones de la autodefensa anticipatoria, semejante a la observada en los años anteriores al estallido de la Segunda Guerra Mundial. La unilateralidad bélica es, entre otros factores, precipitante mayor de una guerra mundial.
La guerra actual en realidad es un mortal vendaval desatado y estrechamente vinculado al persistente expansionismo de la OTAN bajo los apremios de EU, una potencia en acelerado deterioro hegemónico, ahora con aspiraciones corporativas a favor del dominio hemisférico de los mercados eléctricos “desde la frontera sur de EU con México hasta Tierra del Fuego”, a decir del ex embajador y posterior jefe de la sección de energía del Departamento de Estado, Carlos Pascual, ahora cabildeando desde los intereses privados con la mira en el gran negocio.
Mientras revisaba las advertencias de Kennan y Putin, el escuchar a las cantantes –Cecilia Gallardo, de México, y Leiden Gomis, de Cuba, con Joao Henrique, al piano– me daba la notable profundidad emocional y sólida fluidez técnica y frescura del tipo que se mantiene imperceptible y al mismo tiempo capaz de unificar el talento y creatividad de las generaciones. Es el arte de estas mujeres y de ese pianista lo que mejora nuestra existencia y nos alienta a exigir el desarme nuclear a la brevedad por la abolición de ese tipo de armamento, una de las grandes batallas emprendidas por Fidel. En eso pensaba cuando me entero que una de las cantantes es nieta de Roberto Fernández Retamar, un cubano que ejerció la universalidad fraterna conmigo, sin que yo imaginara que el medio año de trabajo conjunto en un texto sería el último de su vida. La esperanza del canto que escuché me conmovió inmensamente en torno a la pelea porque siga la vida en este planeta. El abuelo de esa nieta lo hizo desde Casa de las Américas.
Tanto para Kennan como para Putin, el peligro de una tercera guerra mundial terminal es asunto grave por la creciente conflictividad entre EU y Rusia, alimentada, como advirtió Kennan en su nota al editor de The New York Times “Un error fatal” del 5 de febrero de 1997 por la unilateral expansión de la OTAN sobre las naciones ex soviéticas luego del colapso de la URSS en 1991, seguido por el finiquito del Pacto de Varsovia bajo promesa de Bush padre, de que la OTAN no se ampliaría ni “una pulgada al Este”.
A George F. Kennan (1904- 2005) conocido diplomático e historiador estadunidense, el Mr X de un extenso telegrama –como embajador de EU en Moscú que inauguró la guerra fría–, se le considera arquitecto de la diplomacia de fuerza que propagó el intervencionismo expansivo de EU, operado bajo el manto de un feroz anticomunismo, más formalizado por la diplomacia abierta y la clandestina vía operativos secretos (por ilegales) bajo el pretexto de la “contención” del comunismo, por lo que es doblemente notable que en 1997, en la mencionada nota al editor, haciéndolo sin perder pizca de perspicacia, pero con la madurez que mostró a los 93 años, advirtió que (textual) “la expansión de la OTAN sería el error más fatal de la política de EU en toda la era de la posguerra fría”. Tal decisión, dice Kennan, “puede empujar la política exterior de Rusia a vías que no serán de nuestro agrado” refiriéndose de manera especial a que exacerbaría una radicalización nacionalista de las posturas de la opinión pública rusa y de sus cuerpos militares.
La observación no es menor recordando el exacerbado “nacionalismo económico” de demócratas y republicanos y la creciente oligarquización de poderosos cuerpos fuertemente armados y con cientos de cabilderos, en áreas cruciales de EU para favorecer y prolongar la institucionalización de la posposición a toda regulación de los gases de efecto invernadero, que siguen incrementando el calentamiento planetario, el cual, según cuerpos científicos de dentro y fuera de EU, dejarían un planeta sin hielo, tanto como su éxito para generarle enormes ganancias a la vasta industria de armamento occidental que acaba de reportar utilidades de casi 100 mil millones de dólares por los primeros días de la guerra.
Desde una fuente que trabajó con Herman Kahn en el Instituto Hudson, se alerta al público sobre el fuerte impulso que están adquiriendo dichos bloques cabilderos, con una creciente presencia paramilitar que ya ensayó un golpe de estado el 6 de enero del año pasado, mientras Trump preguntaba a sus asesores “si tenemos bombas nucleares¿ por qué no las usamos?
En relación al presidente Putin me referiré más ampliamente en la próxima entrega.