Unas horas antes de que se llevara a cabo ayer el concierto Noche por Ucrania, organizado por diyéis y músicos en Reino Unido con el fin de recaudar fondos destinados al apoyo humanitario para ese país de Europa oriental y las naciones vecinas, la banda escocesa Franz Ferdinand confirmó su participación.

El vocalista y líder del grupo, Alex Kapranos, anunció en sus redes sociales la presencia de la agrupación en el foro Roundhouse de Londres, al lado de artistas como Bob Geldof, Joseph Toonga, Silai Estatira, Tom Baxter y Bloom Twins.

“Ciudad optimista”

Luego de la incursión militar de Rusia a Ucrania, Kapranos rindió por Instagram un homenaje a la gente “abierta y acogedora” de Kiev. En una publicación mostró una foto de él y sus compañeros de banda durante una visita a la ciudad y escribió reflexiones acerca de sus experiencias ahí. “Esto es Kiev cuando estuvimos hace menos de tres años y medio. Me encantó esta ciudad optimista con una historia profunda. La gente era acogedora, abierta. De alguna manera, me recordó a Berlín hace 25 años: una flor desplegándose a la luz del Sol de primavera. Ver misiles estrellándose en sus calles y el avance de los tanques me llena de horror, un presagio de lo que está por venir y lo que será destruido: esa gente en las calles, en los cafés, simplemente haciendo sus vidas. Todo por la paranoia y el ego de un hombre criminalmente loco”.

Agregó que Ucrania no representaba “ninguna amenaza” para Rusia y advirtió que Vladimir Putin no se detendría con la captura del país. “Son las fronteras de la ex Unión Soviética, como mínimo, lo que busca. También lo siento por el pueblo ruso, particularmente por las personas que he conocido a lo largo de los años que sé que están horrorizadas por esta acción y saben cuáles son las horribles consecuencias para ellas”.

A unos días de cumplir 50 años, y con alrededor de 20 en la música, Kapranos es uno de los actuales símbolos del rock en el mundo. Cuando Franz Ferdinand surgió en la escena local de Glasgow, como el ala suave, elegante y escocesa del indie que nacía en el Reino Unido; su primer álbum alcanzó 3 millones de ventas, gracias al éxito de canciones como Take Me Out, This Fire y The Dark of the Matinée.

Sin embargo, antes de Franz Ferdinand, la vida de Kapranos era muy distinta. “Tenía que vestirme con un traje naranja de preso estadunidense, con bozal y cargar una motosierra sin cadena”, contó a The Independent. Su trabajo como actor en un estático tren fantasma no le molestaba. “Me ponía a cazar y aterrorizar gente. Durante los primeros meses, o más, fue el empleo más increíble que había tenido. Me pagaban por perseguir personas con una motosierra”.

Desde entonces la vida del cantante ha estado repleta de situaciones extrañas. “Te pasan estos raros momentos, como caminar por… de hecho era una alfombra verde, en los Grammy, detrás de James Brown, enfrente de Hulk Hogan”, bromeó.

También está la vez que voló en el jet privado del diseñador Karl Lagerfeld. “Nos tomó fotos para una revista alemana; acabábamos de salir de un concierto y nos dijo: ‘Saben, mi avión privado está justo ahí, en ese aeropuerto, ¿por qué no se suben?’ Así que volé en la aeronave privada del diseñador, pero en general nos toca Vueling o EasyJet (aerolíneas de bajo costo)”.

“Me gusta mirar hacia adelante”

Para celebrar sus 20 años, Franz Ferdinand está por lanzar Hits to the Head, tributo a la colección de discos que tenían los padres de Alex. “Me gusta mirar hacia adelante, pero entiendo la importancia de una retrospectiva. Es como escalar una montaña y mirar hacia atrás para ver dónde estás, pero preferiría que fuera un rápido vistazo y seguir subiendo”, precisó.

Bajo esa lógica, el álbum presenta una nueva canción con un toque moderno y glam, Billy Goodbye, acerca del amargo final de una amistad. “Hay muy pocas canciones sobre amistades. El tema Sunny, de Bobby Hebb, me encanta. Es muy conmovedor. Realmente muy poderoso… En lo sónico quería que se sintiera como si existiera en épocas paralelas, como si pudiera ser de 1972, año en que nací; 2002, cuando nos juntamos, y 2022 de manera simultánea, con elementos sonoros que sólo podían ocurrir ahora”.

El video en blanco y negro que acompaña a Billy Goodbye es un homenaje al Chateau, edificio industrial de cinco pisos que, en los años 90, los jóvenes Franz y sus amigos artistas convirtieron en el equivalente en Glasgow del estudio The Factory, de Andy Warhol. “Tal vez no es tan anarquista como fue el Chateau, que estaba muy jodido. El primer concierto que hicimos tuvo lleno total; había un sistema industrial de rociadores en el techo. Cuando los miraba, pensaba: ‘Van a empezar en cualquier momento. Este cuarto se cubrirá de agua’, y una parte de mí estaba emocionada porque pasara eso. Era como si presionáramos a fin de ver los límites de la anarquía”.

Kapranos también fue promotor en un bar, cocinero, asistente de profesor, barman, soldador y hasta trabajó las presas neumáticas en una fábrica de interruptores. Por eso cuando la fama de la banda llegó, y los niños que antes le arrojaban latas en la cabeza empezaron a pedirle su autógrafo, ya era inmune a que las cosas se le subieran a la cabeza.

“Todos en la banda han pasado buenos momentos. A veces incluso demasiado buenos. Nunca quise ser un pendejo, no quería comportarme como un cabrón. Hubo algunos clichés de la existencia roquera que me daban mucha flojera, cuando la gente trataba de estar a la altura de ellos, intentando probar su valía a través de cumplir con el esterotipo. Eso es aburrido. No quiero hacerlo”, destacó Kapranos.

No obstante, Franz Ferdinand ha tenido algunos contratiempos. En 2016 el guitarrista Nick McCarthy renunció para concentrarse en su familia. Luego la banda se amplió a cinco miembros, con Dino Bardot en la guitarra y Julian Corrie en los teclados. El año pasado, el baterista Paul Thomson también se retiró de forma inesperada. “Estaba teniendo ataques de pánico”, agregó.

Kapranos encuentra “instintivo” tocar con los nuevos miembros de la banda. Para él, sigue siendo totalmente Franz Ferdinand. “En mi corazón sé que lo es, pero si el tuyo no cree eso, entonces que se joda y escuche los viejos discos. No me importa”.

Los egos en la agrupación también son tomados en cuenta e incluso apreciados. “Toda banda está llena de ellos. Si no los tuviera sería un grupo de mierda. El ego es lo que lo hace bueno; también autodestructiva a fin de cuentas, y emocionante. Debes tener un ego muy saludable para subir a un escenario en primer lugar, y balancearlo con cierto grado de autodesprecio y trauma. Eso es verdad para cada artista”, concluyó Alex Kapranos.