El penacho de Moctezuma no es la única pieza de gran valía que resguarda el museo etnográfico de Viena, Austria, y cuya repatriación sería un hito en la historia del patrimonio nacional.
En el recinto se encuentran los invaluables códices mixtecos Becker I y II; el primero de ellos forma parte del códice Colombino actuamente en la bóveda de la Biblioteca Nacional de Antropología e Historia, en la capital del país, úni-co manuscrito prehispánico en su tipo que está en México, elaborado en piel de venado.
El museo austriaco también posee vasijas funerarias mayas, máscaras y figuras olmecas de jade, esculturas mexicas y zapotecas, entre otros objetos mesoamericanos únicos.
De acuerdo con la investigación del antropólogo Jesús Nava Rivero, publicada en la revista electrónica Imágenes, del Instituto de Investigaciones Estéticas de la Universidad Nacional Autónoma de México, la colección de piezas mexicanas que alberga el recinto austriaco tiene tres orígenes. En primer lugar, del vasto acervo etnográfico que se almacenaba en el Castillo de Ambras desde finales del siglo XVII, “que representaba el poder colonial”, cuyo inventario fue hecho en 1596 y certifica la antigüedad de los objetos.
Ahí se encuentran parte de los obsequios que envió Hernán Cortés al rey Carlos V y que posteriormente fueron a dar a las manos del sobrino de este último, el duque Fernando II de Habsburgo. Entre las nueve cajas de “curiosidades” y “ornamentos” que llegaron de América iban el penacho de Moctezuma, un abanico y el escudo estilo chimalli que podría haber pertenecido al emperador Ahuízotl, joyas del arte plumario de la época.
“Otro segundo e importante origen de los tesoros mexicanos lo constituye la colección que formó el fraile y botánico Dominik Bilimek, amigo cercano del archiduque Maximiliano (nombrado emperador de México)”, donde también están algunas piezas de la colección que formó el propio Maximiliano. En 1978 el acervo fue comprado por el Museo de Etnología de Viena.
Ahí se encontraban, entre otras obras de arte prehispánico, una representación de Chicomecóatl, diosa mexica del maíz procedente de Tlaxcala; una máscara en piedra verde de Xipe Tótec, “nuestro señor el desollado”; un objeto que representa un guajolote, también en piedra, identificado como “hacha” o protector que usaban los jugadores de pelota en los encuentros ceremoniales, así como una escultura de una serpiente emplumada enroscada “con dientes grandes y lengua bífida; alrededor de su boca aún quedan restos de pintura roja”.
En la página de Internet del museo etnográfico de Viena (www.weltmuseumwien.at/) se lee en la ficha de esta pieza: “no es una representación realista porque la serpiente está cubierta de plumas.
“Quetzalcóatl fue una deidad muy importante en los últimos siglos antes de la conquista. La mitología mesoamericana aún significa mucho para muchos mexicanos.”
Un tercer origen de las piezas que se exhiben en ese lugar es la colección del alemán Philipp Becker, obsequiada por Georg Haas en 1897 al Museo de Etnología de Viena. Así fue como llegó el fragmento del códice que lleva el apellido del coleccionista, también conocido como códice Iya Nacuaa y del que se explica en la ficha del recinto: “Este es uno de los pocos manuscritos mexicanos ilustrados que sobreviven y, por lo tanto, es extremadamente valioso. La mayoría de los manuscritos fueron víctimas de la conquista española y la Inquisición (...) fue elaborado en el siglo XV y proviene del occidente de Oaxaca, zona colonizada por los mixtecos. En un total de 16 páginas, describe historias de la vida de dos gobernantes mixtecos, Ocho Venado y Cuatro Viento, que vivieron en los siglos XI y XII. Las representaciones detalladas de los rituales religiosos son de particular importancia”.
El antropólogo Jesús Nava Rivero concluye que fue mucho lo que se perdió durante la época del “coleccionismo colonial renacentista”. Aún así, “no es pequeño el número de objetos que existen en colecciones museísticas, sobre todo en Europa y Estados Unidos.
“Las referencias de los inventarios de las colecciones de los Habsburgo, en cuanto a texto descriptivo, son en general tan escuetas que resulta difícil hacer comparaciones minuciosas con descripciones y explicaciones de documentos de la época.
“A pesar de ello, el estudio de los pocos originales aún existentes, la ayuda de los descubrimientos arqueológicos y las técnicas etnohistóricas y etnográficas recientes ayudarán a ampliar el conocimiento de los tesoros del México antiguo en Europa.”
El retorno del tocado y todas las piezas robadas debe ser una demanda permanente: AMLO
Roberto Garduño y Néstor Jiménez
El retorno del penacho de Moctezuma debe ser una demanda permanente de quien esté al frente del gobierno, porque es patrimonio del pueblo de México, reiteró el presidente Andrés Manuel López Obrador. A la exigencia por la devolución de esa pieza –resguardada por el gobierno de Austria–, sumó que es el caso de “muchísimas otras piezas que se han sustraído de manera ilegal, que se han robado de México”.
En Palacio Nacional, en el último tramo de su conferencia matutina, aclaró que, desde la negativa última del presidente de aquel país, Alexander van der Bellen, a autorizar el préstamo a México, “hubo sana distancia” entre ambos países.
Antes de leer en la pantalla –instalada en el Salón Tesorería– el texto de la carta enviada a Van der Bellen, vía su esposa, el tabasqueño explicó el contexto de la permanencia de aquel valioso objeto en Europa –que Moctezuma entregó a Hernán Cortés, para que se lo hiciera llegar al emperador Carlos V de Austria (Carlos I de España), como señal para que no continuara la conquista del territorio mexica–. Ahora, adujo, se trataba de “que nos enviaran temporalmente el penacho para una exposición –el año pasado– que se cumplieron los 500 años de la invasión, de la caída de Tenochti-tlán. Se le pidió que nos permitiera recibir el penacho de Moctezuma.
“Nosotros sostenemos que todas esas piezas de arte arqueológicas, históricas, pertenecen al pueblo de México, de manera legal. Vamos a seguir demandando que nos devuelvan todas esas obras que se subastan en países europeos. En el caso del penacho, yo envíe una carta al presidente de Austria. Fue mi esposa a representarme y llevó la carta, estaba acompañada de las autoridades culturales y las representantes del museo de Viena, donde está el penacho. Mi esposa le explicó de qué se trataba. Lo que hizo (Van der Bellen) fue voltear a ver a las señoras y las señoras le movieron la cabeza diciendo que no, entonces, él contestó que no se podía.”
–¿Y qué piensa usted?
–Que es algo que le pertenece al pueblo de México, es patrimonio nuestro, que se sustrajo ese penacho como muchas otras cosas y piezas.
–Pero dicen que el penacho es frágil. ¿Está de acuerdo? –se le preguntó.
–No, no. Se cuida, ya hay medios y tecnología para cuidarlo y trasladarlo sin ningún problema, hay especialistas para ese caso. Entonces, lo que ellos han argumentado es que se deshace, que ya no se puede mover, y consideramos que no es válido. Lo que pasa es que se sienten dueños, se apropiaron de algo. Y a partir de la entrega de la carta, hubo sana distancia. Ya se me pasó el coraje, imagínese: nos invadieron, lo que significó, hace mucho tiempo de eso, porque también tuvo que ver con la falta de patriotismo de los conservadores mexicanos, que fueron allá a buscar a Maximiliano, no solamente es culpa de Austria, es culpa del conservadurismo de México.
–¿Piensa que el penacho volverá a México?
–Sí, no lo descarto.