La desaparición del programa de Escuelas de Tiempo Completo para dar paso a un “reajuste en el manejo del presupuesto” permitirá que los padres de familia informen si realmente se cumplían los objetivos, y si los docentes dan clases más allá de los horarios tradicionales “se les va a compensar sin ningún problema”, afirmó el presidente Andrés Manuel López Obrador.
Interrogado ayer sobre el tema frente a la titular de la Secretaría de Educación Pública (SEP), Delfina Gómez Álvarez, quien no abonó ningún detalle del impacto de la desaparición del programa, el mandatario aseguró que los planteles recibirán “la misma cantidad” de recursos.
Luego de que el lunes señaló que los montos para mantenimiento que reciben los planteles podrán ser usados por los padres de familia para mantener el esquema de tiempo completo si así lo deciden, el jefe del Ejecutivo federal reiteró este martes en su conferencia de prensa diaria: “Ya no queremos que el presupuesto pase por muchas instancias y a veces no llega. Lo que queremos es entregar el presupuesto abajo, a las escuelas”.
Subrayó que la intención es que dichos comités “puedan constatar que sí había clases en las tardes o se extendía el horario y que sí había alimentos para los niños en las escuelas, no sólo de manera declarativa, eso es todo. Entonces, si un maestro, en efecto, está dando clases más allá de los horarios, pues las madres y los padres de familia van a informarlo y se les va a compensar sin ningún problema”.
En caso de que las entidades definan continuar con este modelo, indicó que “nosotros ayudamos, siempre ayudamos”, y apuntó que “no desaparece la alimentación en las escuelas, no se puede, nada más queremos que realmente haya alimentación, no sea nada más en algunas zonas, en algunas partes, y se esté enviando dinero que se utiliza para otras cosas”.
A la vez, defendió que la medida busca evitar “irregularidades” con la ayuda de madres y padres de familia, “porque estaba plagada de corrupción la SEP, como todas las dependencias”.
El Presidente lo comparó con programas instrumentados en sexenios pasados para pizarrones electrónicos, computadoras o bebederos, cuya distribución no se comprobó, además de acusar que había “ciertos manejos en favor de los más cercanos al sindicato” educativo.