Guadalajara. Miles de mujeres participaron en las marchas y manifestaciones por el Día Internacional de la Mujer en Guadalajara, ocasión que antes de que se conozcan los números oficiales de las movilizaciones parece que ha sido la que mayor número de personas ha reunido con motivo de las protestas para impulsar la igualdad de género, repudiar la violencia machista y mostrar la indignación ante los feminicidios y la falta de regulación en el estado para practicarse un aborto legal.
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Prácticamente todo el centro de Guadalajara colapsó ante el número de manifestantes y las bifurcaciones de las marchas, la primera de ellas del parque Revolución hacia la glorieta de los desaparecidos, donde se unió al contingente mayor que a su vez más tarde partió hacia el centro de la ciudad donde realizaron un mitin en el que participaron las hermanas de Imelda Virgen, un caso emblemático de los feminicidios en el estado luego que en 2012 murió asesinada brutalmente, golpeada y vejada por dos sujetos contratados por su esposo Gilberto Enrique Vázquez Cortés.
El grupo que inició el recorrido en el parque Revolución, autodenominado Feministas Radicales, rompió cristales en paraderos, hizo pintas en templos católicos exigiendo que se legalice el aborto en el estado, abolló la estatua de Enrique Díaz de León en la explanada de la rectoría de la Universidad de Guadalajara, edificio que además fue atacado con bates rompiendo los cristales en la planta baja mientras las mujeres gritaban consignas contra el acoso que han vivido las mujeres tanto estudiantes como académicas y trabajadoras de la casa de estudios.
Otro de los grupos se dirigió hacia la sede de la Secretaría de Igualdad Sustantiva del gobierno estatal, donde también hicieron pintas y hasta improvisaron una fogata, protestando por lo que consideran falta de verdadero interés de la administración que encabeza Enrique Alfaro para terminar con los feminicidios.
A su llegada al centro de la ciudad, las manifestantes de nueva cuenta tuvieron altercados verbales con decenas de feligreses católicos que realizaron una cadena humana en torno a la catedral metropolitana para impedir las pintas, aunque no se reportaron incidentes mayores.