Ciudad de México. En diciembre, el producto interno bruto (PIB) por habitante aún se encontraba por debajo de lo registrado antes de la emergencia sanitaria, e incluso cayó 7 por ciento en la primera mitad de la actual administración.
Datos del Instituto Nacional de Estadística y Geografía (Inegi) muestran que en el último trimestre del año pasado, el PIB per cápita –una forma de ver cuánta de la renta que genera el país tocaría a cada habitante si se distribuyera de manera igual– aumentó 3.6 por ciento respecto del tercer trimestre de 2021.
Sin embargo, tras casi dos años de iniciada la crisis de coronavirus, se encuentra 0.8 por ciento por debajo de lo registrado en marzo de 2020, exhiben los estimados de población que usa el Inegi para las encuestas de ocupación y empleo combinadas con las series originales del PIB a precios constantes.
A raíz de la crisis mundial del coronavirus, la Comisión Económica para América Latina (Cepal) estimó, en un informe publicado en septiembre, que la recuperación de la actividad en México es posible de concretar en 2023. No obstante, volver a los niveles de PIB per cápita que se tenían en 2018, puede tomar hasta 2029, es decir, un estancamiento de más de una década.
Cambio de narrativa
Con base en los datos de Inegi, el PIB per cápita se encuentra en un promedio de 142 mil 355.5 pesos por cada uno de los poco más de 127 millones 996 mil habitantes que hasta diciembre había en México, 7 por ciento por debajo de los 153 mil 147.9 pesos registrados también en el cuarto trimestre, pero de 2018.
Más allá de la pandemia, la economía mexicana había registrado un primer revés en 2019, hecho que llevó a la actual administración a restar importancia al PIB en la narrativa de temas económicos y a utilizar mediciones más cercanas al bienestar. Mientras eso ocurre, en la primera mitad de la actual administración, la deuda pública por habitante creció cinco veces más que el PIB per cápita en el país, ambos datos a precios corrientes.
A su vez, mientras las actividades primarias, vinculadas a la ganadería, la pesca y la agricultura mostraron durante el último trimestre de 2021 su mayor valor en producción a precios constantes, esto no se ha visto reflejado en una mayor ocupación de personal.
De acuerdo con los datos del Inegi, mientras el tamaño de las actividades primarias aumentó 29.25 por ciento respecto del inicio de la pandemia, el número de trabajadores en el sector apenas lo hizo 5.77 por ciento.
No obstante, al comparar esos datos con los de diciembre de 2018 exhiben crecimientos de 1.47 y 4.08 por ciento, respectivamente.
Por el contrario, el sector secundario, el correspondiente a las industrias y que concentra casi una tercera parte de lo generado por la economía mexicana, aumentó 2.2 por ciento en el número de empleados, pero su valor decreció 2.64 por ciento.
Y si se compara con lo reportado tres años atrás, el valor de lo que generan cayó 3.97 por ciento aunque el número de personas ocupada en ellas lo hizo 2.14 por ciento.
El sector terciario, donde se concentran algunos de los sectores más afectados por la pandemia, aumentó su valor 0.75 por ciento respecto del inicio de la pandemia, pero el número de ocupados en él lo hizo en 2.46 por ciento. Comparado con lo registrado hace tres años, su producción medida a través del PIB cayó 4.43 por ciento, aunque el número de empleados aumentó 7.41 por ciento.