Después de dos años de pandemia, y de disminución de la protesta a causa del covid-19, este martes las mujeres volverán a “tomar las calles masivamente” en las ciudades de todo el país para pronunciarse en contra de la violencia machista y patriarcal, y gritar que la irrupción del coronavirus ahondó la desigualdad laboral y económica, la brecha en cuidados no remunerados y el “atropello a todos nuestros derechos”, incluido el aborto.
Este Día Internacional de la Mujer (8M) la expectativa es que miles de “nosotras recuperemos nuestros espacios. Vamos a salir después de dos años de miedo por la pandemia y la muerte y enfermedad que provocó el SARS-CoV-2”, anticipa María de la Luz Estrada, coordinadora del Observatorio Ciudadano Nacional del Feminicidio.
A 24 meses de aquel “histórico” 8 de marzo, el que más participación ha tenido, el “panorama cambió”, porque, aunque sigue la emergencia sanitaria, “estamos saliendo de la cuarta ola y la mayoría estamos vacunadas”.
Por su parte, Lucy, una integrante del comité organizador de la marcha del 8M, dice a La Jornada que la movilización de 2022 tiene una “amplia convocatoria”, participarán más de 100 organizaciones feministas, sociales y sindicales. Confían en que sea tan numerosa como la de 2020, a la que se calculó una asistencia de unas 80 mil mujeres.
La ruta de hoy en la Ciudad de México es del Ángel de la Independencia al Zócalo capitalino. “Exigiremos el cese de los feminicidios, de las desapariciones de mujeres, de la precarización del trabajo, de la criminalización de la protesta feminista y la legalización del aborto en todo el país”.
Explica que se buscó “hacer una movilización lo más unitaria posible, pero hubo grupos que no se adhirieron y emitieron sus propias convocatorias. No criminalizamos otras formas de expresarse. Sin embargo, estamos llamando a que no haya violencia”.
Advierte que “hay grupos infiltrados de partidos políticos que quieren montarse en el movimiento o deslegitimarlo. Se hacen pasar por feministas y van a agredir”, pero apelamos a la “unidad” y a “acuerparnos entre todas para no permitir la violencia entre los contingentes ni con la policía”.
En redes sociales numerosas agrupaciones también invitan a realizar diversas acciones de protesta. Mujeres de la Sal convocan a un “tendedero masivo” de denuncias de hostigamiento y acoso sexual en el Zócalo capitalino a las 11:30 horas.
La Colectiva Mujeres Maravilla y Politécnicas al Grito de Guerra, por separado, llaman a reunirse a las 14 horas en el Monumento a la Revolución para marchar hacia el Zócalo.
En tanto, las Brujas del Mar impulsan un “paro nacional” para mañana, como se hizo en 2020.
Escuchar la diversidad
Nadine Gasman, presidenta del Instituto Nacional de las Mujeres (Inmujeres), asegura que para el gobierno “todas las formas de expresión son bienvenidas; lo importante es que estas marchas den la seguridad que la calle es nuestra (…) lo que nos interesa es que las demandas de los movimientos, en su diversidad, sean escuchadas, no sólo por el gobierno, sino por la sociedad. El fin que compartimos todas es la trasformación de las sociedades, que no sean patriarcales ni misóginas, y eso lo tenemos que construir todas desde donde estamos, respetándonos y reconociéndonos”.
Admite que hay “asignaturas pendientes”, pero “también cosas qué celebrar”, como “la paridad en todo, la tipificación de la violencia política por razón de género, las discusiones históricas de la Suprema Corte para garantizar el derecho a decidir de las mujeres y que ha disminuido la violencia contra las mujeres: los feminicidios”.
Belén Sanz, representante de ONU Mujeres en México, señala que “en el país, en el último año se registraron algunos hitos importantes: se fortaleció el marco normativo federal en materia de respuesta a la violencia contra mujeres y niñas, se definió y reguló la violencia política, digital y mediática contra ellas y se tipificaron los delitos contra la intimidad sexual”.
También “se definió el acoso y hostigamiento sexual en materia laboral y se fortalecieron las órdenes de protección de mujeres sobrevivientes de violencia de género”.
Sin embargo, a escala global, y debido a la pandemia, el panorama para las mujeres no es halagüeño, porque “el covid-19 exacerbó brechas”.