–Muy lejos de la justicia. Pero ¿ha prevalecido la justicia en los asuntos internacionales? ¿Es necesario revisar de nuevo el desastroso historial?
–Guste o no, las opciones están reducidas ahora a un feo desenlace que más bien recompensa en vez de castigar a Putin por su acto de agresión… o la fuerte posibilidad de una guerra terminal. Puede parecer satisfactorio empujar al oso a una esquina desde la cual lanzará golpes desesperados. Pero no es juicioso.
Entretanto, debemos hacer cuanto podamos para ofrecer apoyo significativo a quienes defienden con valor su patria en contra de los crueles agresores, a quienes escapan de los horrores, y a los miles de valerosos rusos que se oponen públicamente al crimen de su Estado con gran riesgo personal, lo que es una lección para todos nosotros.
Y también deberíamos tratar de encontrar forma de ayudar a una clase de víctimas mucho más amplia: toda la vida en la Tierra. Esta catástrofe tiene lugar en un momento en que todas las grandes potencias, de hecho todos nosotros, deberíamos estar trabajando juntos para controlar el enorme flagelo de la destrucción ambiental que ya cobra una cuota funesta, y que se pondrá peor a menos que pronto se emprendan importantes esfuerzos. Para hacer entender lo obvio, el Grupo Intergubernamental de Expertos sobre Cambio Climático acaba de emitir la más ominosa, con mucho, de sus evaluaciones regulares de cómo nos acercamos a la catástrofe.
Entre tanto, las acciones necesarias se detienen, incluso se da marcha atrás, y los muy necesarios recursos se desvían hacia la destrucción; el mundo está ahora en un curso de expandir el uso de combustibles fósiles, entre ellos el más peligroso y abundante, el carbón.
Difícilmente podría un demonio maligno idear una conjunción más grotesca. No podemos pasarla por alto. Cada momento cuenta.
–La invasión rusa es una clara violación al artículo 2 (4) de la Carta de Naciones Unidas, que prohíbe la amenaza o el uso de la fuerza contra la integridad territorial de otro Estado. Sin embargo, Putin buscó ofrecer justificaciones legales para la invasión durante su discurso del 24 de febrero, y Rusia cita a Kosovo, Irak, Libia y Siria como evidencia de que Estados Unidos y sus aliados violan repetidas veces el derecho internacional. ¿Puede comentar sobre las justificaciones legales de Putin para la invasión de Ucrania y sobre el estatus del derecho internacional en la era posterior a la guerra fría?
–No hay nada que decir del intento de Putin de ofrecer justificación legal a su agresión. No tiene ningún mérito.
Desde luego, es cierto que Estados Unidos y sus aliados violan el derecho internacional sin parpadear, pero eso no aporta ninguna justificación a los crímenes de Putin. Kosovo, Irak y Libia, de hecho, tienen implicaciones directas para el conflicto sobre Ucrania.
La invasión de Irak fue un ejemplo de libro de texto de los crímenes por los cuales los nazis fueron ejecutados en Nuremberg, pura agresión no provocada. Y un puñetazo a la cara de Rusia.
En el caso de Kosovo, se afirmó que la agresión de la OTAN (es decir, de Estados Unidos) era “ilegal, pero justificada” (por ejemplo, lo dijo la Comisión Internacional sobre Kosovo presidida por Richard Goldstone), sobre la base de que el bombardeo tuvo por finalidad acabar con las atrocidades que se cometían. Ese juicio requiere dar marcha atrás a la cronología. Hay abrumadora evidencia de que el alud de atrocidades fue consecuencia de la invasión: predecible, previsto, anticipado. Además, había opciones diplomáticas al alcance, pero, como siempre, fueron desdeñadas para favorecer la violencia.
Altos oficiales estadunidenses confirman que fue en primer lugar el bombardeo de Serbia, aliada de Rusia –sin siquiera informar a ésta por anticipado–, lo que revirtió los esfuerzos rusos por trabajar de algún modo con Estados Unidos para construir un orden de seguridad europeo posterior a la guerra fría, reversión acelerada con la invasión de Irak y por el bombardeo a Libia después de que Rusia accedió a no vetar una resolución del Consejo de Seguridad de la ONU que la OTAN violó de inmediato.
Los sucesos tienen consecuencias; sin embargo, los hechos pueden ocultarse dentro del sistema doctrinario.
El estatus del derecho internacional no cambió en el periodo posterior a la guerra fría, no en palabras, mucho menos en acciones. El ex presidente Clinton dejó en claro que Estados Unidos no tenía intenciones de someterse a él. La Doctrina Clinton declaró que Estados Unidos se reserva el derecho de actuar “en forma unilateral cuando sea necesario”, con inclusión del “uso unilateral del poder militar” para defender intereses tan vitales como “asegurar el acceso irrestricto a mercados esenciales, fuentes de energía y recursos estratégicos”. Lo mismo sus sucesores, y cualquier otro que pueda violar la ley con impunidad.
Eso no significa que el derecho internacional carezca de valor. Tiene un área de aplicabilidad, y es una norma útil en algunos aspectos.
–El objetivo de la invasión rusa parece ser derrocar al gobierno de Zelensky e instalar en su lugar uno inclinado a Rusia. Sin embargo, al margen de lo que ocurra, Ucrania enfrenta un futuro desalentador por su decisión de convertirse en peón de los juegos geoestratégicos de Washington. En ese contexto, ¿qué probabilidad hay de que las sanciones económicas hagan cambiar a Rusia su postura hacia Ucrania, o bien las sanciones apuntan a algo mayor, por ejemplo, socavar el control de Putin dentro de su propio país y sus vínculos con países como Cuba, Venezuela y tal vez la misma China?
–Tal vez Ucrania no haya tomado las decisiones más juiciosas, pero no tiene al alcance las opciones de los estados imperiales. Sospecho que las sanciones llevarán a Rusia a depender aún más de China. Salvo un serio cambio de ruta, Rusia es un petroestado cleptocrático que se apoya en un recurso que debería declinar con rapidez, o todos estaremos acabados. No está claro si su sistema financiero puede resistir un ataque intenso, a través de sanciones o por otros métodos. Razón de más para ofrecer una puerta de escape con una mueca de desagrado.
–Los gobiernos de Occidente, los partidos de oposición convencionales, entre ellos el Laborista británico, y los medios corporativos se han embarcado en una chovinista campaña contra Rusia. Los blancos incluyen no sólo a oligarcas rusos, sino también a músicos, directores de orquesta y cantantes, e incluso propietarios de equipos de futbol, como Roman Abramovich, del Chelsea FC. Rusia incluso fue vetada del festival Eurovisión 2022 después de la invasión. Es la misma reacción que los medios corporativos y la comunidad internacional exhibieron en general hacia Estados Unidos después de la invasión y subsecuente destrucción de Irak, ¿cierto?
–Su comentario irónico es muy apropiado. Y podemos continuar en formas que son demasiado familiares.
–¿Cree usted que la invasión iniciará una nueva era de confrontación entre Rusia (posiblemente en alianza con China) y Occidente?
–Es difícil ver dónde caerán las cenizas… y esto a su vez podría no resultar una metáfora. Hasta ahora China lo está tomando con calma, y es probable que siga adelante con su extenso programa de integración económica de buena parte del mundo dentro de su sistema global en expansión, que incorporó hace pocas semanas a Argentina a su Iniciativa de la Franja y la Ruta, mientras observa cómo los rivales se destruyen unos a otros.
Como hemos visto antes, la confrontación es una sentencia de muerte para las especies, sin vencedores. Estamos en un punto crucial de la historia. No puede negarse. No puede pasarse, ignorarse.
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Publicado originalmente en Truthout: https://truthout.org/articles/noam-chomsky-us-military-escalation-against-russia-would-have-no-victors
Traducción: Jorge Anaya