Madrid. Este martes, según el Operador del Mercado Ibérico de Energía (OMIE), el precio mayorista de la electricidad en España alcanzará un nuevo máximo histórico, el cuarto consecutivo y que ya supera con creces las expectativas más pesimistas de finales del año pasado: la luz se pagará de media a 544.98 euros el megavatio hora (MWh), pero en la franja horaria más cara, que además coincide con la que se hace un uso masivo del servicio, se llegará hasta los 700 euros. Hace menos de dos años se consideraba una situación de emergencia y de alto riesgo por la propagación de la pobreza energética que se pagara en 50 euros el MWh, ahora es más de 10 veces superior y la tendencia es al alza. De hecho algunos analistas ya empiezan a asumir que se podría llegar a pagar hasta a mil euros el MWh. Y el repudio social empieza a crecer contra las empresas eléctricas, sobre todo contra Iberdrola, la hegemónica en el sector y la más reticente a reducir sus ganancias ante la emergencia social.
La luz está por las nubes y su tendencia alcista parece no tener techo, pero también el precio de la gasolina está alcanzado niveles nunca antes vistos; por ejemplo, en una gasolinera media en España se está pagando el litro de gasolina en casi dos euros, con lo que un vehículo regular puede llegar a pagar por llenar un tanque con 100 euros (2 mil 400 pesos).
Pero lo que más preocupa es el precio de la electricidad, que está condicionada al mercado mayorista, que a su vez está condicionado por las regulaciones impuestas por el gobierno español y por las autoridades de la Unión Europea (UE), que condicionaron el precio de la electricidad al de otros insumos energéticos, como el gas, que es el que finalmente está provocando el incremento sin tregua.
Los precios tan elevados tendrán una repercusión directa en la mayoría de los consumidores, se calcula que más 11 millones de hogares tendrán que sufrir los vaivenes hacia arriba del precio de la electricidad.
Desde las asociaciones de consumidores, como Facua, se reclamó a las autoridades españolas y europeas que “dejen de plegarse a los intereses de las grandes energéticas y permitan que los estados miembros pongan límites razonables a las ofertas en las subastas diarias, ya que de mantenerse este mes los precios mayoristas de la luz de los últimos días, la factura del usuario medio superaría los 250 euros, aunque todo apunta a que el máximo histórico va a seguir superándose en los próximos días”.
Además advirtieron que “teniendo en cuenta la excepcional coyuntura que se está atravesando y dado que todas las tecnologías de generación eléctrica están aprovechándose de los altos precios del gas, que sólo utilizan las centrales térmicas convencionales y de ciclo combinado, es urgente que la Comisión Nacional de los Mercados y la Competencia fije un máximo de 50 euros por megavatio hora para las ofertas en la subasta diaria”. A lo que se niegan las empresas del sector.
Para intentar lavar su imagen, muy dañada por los numerosos procesos judiciales abiertos en su contra, entre ellos el de espionaje, competencia desleal y el vaciado intencionado de los pantanos para manipular los precios de la electricidad, Iberdrola cambió en su logotipo de las redes sociales el color habitual de la empresa, que pasó de ser verde a morada, en un gesto de complicidad con el movimiento feminista, que celebra este 8 de marzo el Día de la Mujer. Desde el movimiento de izquierda de Andalucía, una de sus principales dirigentes, Teresa Rodríguez, respondió a Iberdrola que “teniendo en cuenta la situación actual de la factura de la luz y las dificultades de muchas familias para pagar los recibos, una mujer se deja la espalda limpiando escaleras. Al llegar a casa y abrir el buzón, contiene el aliento porque sabe que no podrá pagar la factura. Y vosotros os vestís de morado mientras ganáis millones al día. Una sociedad igualitaria sólo será posible regulando el precio de la luz”.