Ciudad de México. Ser mujer es uno de los tres elementos que más condicionan la desigualdad entre la población con ingresos medios de México, sólo rebasada por el acceso a protección social y el tono de piel, de acuerdo con el Centro de Estudios Espinosa Yglesias (CEEY).
Entre el 20 por ciento de la población mexicana que se encuentra justo a la mitad de la escala de ingresos —y donde pierden peso otros determinantes de la desigualdad como el nivel socioeconómico de los padres o el acceso a servicios de protección social—, la raza y el género, factores fuera del control de la personas, se refuerzan como núcleos de la segregación.
El color de piel es el elemento que más condiciona la desigualdad en el quintil 3 de la población, con 21 por ciento de prevalencia; a ello se suma un racismo más enfocado, donde el origen indígena alcanza 3 por ciento.
A ese tipo de desigualdad sigue el acceso a protección social —que incluye servicios de cuidado (para infancias, personas enfermas, con discapacidad y adultas mayores) y pensión de los padres—, con una prevalencia que alcanza a 20 por ciento y en tercer lugar se encuentra el hecho de ser mujer, con 18 por ciento.
Mientras, en los extremos de la población el estudio considera que la desigualdad está recargada en el nivel socioeconómico de los padres, que se otorga para el quintil 5, y en el acceso a protección social para trabajar, que se recarga al quintil 1.
“Del total de la desigualdad en México, prácticamente la mitad se debe a factores fuera del control de las personas. El peso de la protección social en el total de la desigualdad de oportunidades alcanza el 11 por ciento a nivel nacional, mientras que para la población en la parte más baja de la escalera social (la más pobre), este porcentaje alcanza el 38 por ciento”, comentó Roberto Vélez Grajales, director ejecutivo del CEEY.
En ese sentido, como parte de los resultados de la Encuesta de Movilidad Social en México (ESRU-EMOVI), Enfocada a la movilidad social experimentada por las mujeres con y sin acceso a servicios de cuidado, el CEEY recalcó que la implementación del Sistema Nacional de Cuidados tiene mayores efectos en las mujeres del quintil 1.
Agrega que el acceso a centros de cuidado infantil duplica las posibilidades de mejorar su condición socioeconómica para las mujeres que pertenecen al 20 por ciento de la población con menores ingresos. Paradójicamente, en el resto de los quintiles esta tendencia a la movilidad social se revierte si se tiene acceso a esa servicio, de acuerdo con los datos presentados en el documento.