Ucrania significa “tierra allá por el quinto carajo” o, si se prefiere, “tierra fronteriza”, refiere el investigador Fernando Illescas. Tribus eslavas que se constituyeron como República Socialista de Ucrania en 1921. Es que era algo lejano para el Moscú de antes. Hoy está tan cerca como a 5 minutos si se sube uno en un misil de la OTAN ahí instalado y eso es lo que, con razón, no tolera Putin.
Un día, el secretario de defensa ruso le dijo a Nikita Kruschev, desde un cerro junto al mar Negro, que esas lucecitas que veía al otro lado es donde estaban los misiles nucleares de Estados Unidos. Su respuesta fue poner misiles en Cuba, y aquella crisis de 1962 debería haber dejado alguna enseñanza, pero los yanquis son de lento aprendizaje, así que luego de haberles ganado la carrera de armas, obligaron a la URSS a desmembrarse en 1990-1991, si bien con acuerdos de que la OTAN no creciera hacia el este (1).
Por supuesto, los yanquis no tienen muy buena memoria, así que adjuntaron a la OTAN al ex Pacto de Varsovia con la clara intención de Estados Unidos de borrar la cultura soviética de esos lugares, pero en Ucrania, al no avanzar, pues son mayoría rusa, “invirtieron” con Kolomoiski, jefe de Zelensky, 5 mil millones de dólares para dar un golpe de estado contra Yanukovich, “desaparecieron” 10 mil millones de dólares del Banco Central Ucraniano y aplicaron la “limpieza ideológica”, con la que llevan 14 mil muertos desde 2014 (al estilo de la DFS de Nassar Haro y la CIA en México, que despachó a 30 mil como “nuestro nazismo”), infringiendo los acuerdos de Minsk.
Hace poco Zelensky afirmó que Ucrania se uniría a la OTAN, así que el consejo ruso y Putin decidieron parar esa avanzada y genocidio. Por eso México no puede apoyar a la CIA en Ucrania, como no apoyaría al gobierno gringo contra mexicanos en el territorio ocupado por Estados Unidos en 1848. Y mientras, sale que la Cofepris, contra los intereses de la 4T, no hizo ninguna prueba a las inyecciones anticovid, de forma que los animales de experimentación son los humanos inyectados, al tiempo que se ha demostrado que esas inyecciones generan sida, alteran el genoma y provocan miocarditis y trombos, pareciera que Ucrania es una cortina de humo para todo esto y, de paso, salvar a la criminal OMS de tantas demandas, mientras ahora se quiere autoridad sobre nuestro secretario de salud, concluye Illescas. Referencias en fabver.org/ feril.jor@gmail.com