Lo sucedido en un estadio futbolero de Querétaro muestra de manera salvaje la acumulada irresponsabilidad en el manejo del negocio deportivo socialmente más arraigado.
Ha sido fuerte el contraste entre las crudas imágenes difundidas en redes sociales y la nada convincente respuesta de autoridades empresariales del ramo (Mikel Arriola, miembro de la tecnocracia del peñismo, ex candidato priísta a gobernar la CDMX, sólo ha dicho que “las barras visitantes ya no van a poder ir a los estadios a partir de hoy”) y gubernamentales (Mauricio Kuri, panista a cargo de Querétaro, duramente criticado en redes por su reporte médico poco creído).
A la hora de cerrar esta columna se mantenía la versión del gobierno queretano de que no se había registrado ningún fallecimiento, lo cual es de desear que así sea confirmado. Pero también circuló de inmediato otra interpretación: Mauricio Pedroza, quien se define en su cuenta de Twitter como “profesional de ESPN”, tuiteó el mismo sábado, a las 23.14: “Un directivo que prefiere el anonimato: ‘Si se reportan muertos adentro o alrededor del estadio, hay una responsabilidad penal-civil para el equipo y la liga. Si se reportan muertos, dirán que murieron en el hospital’”: https://bit.ly/3hO3TWY).
El fondo de lo vivido en la capital queretana (y en otras plazas de futbol profesional, aunque no con la atrocidad de este sábado), se relaciona con el manejo turbio que incluye el “apoyo” y promoción de barras que se convierten en instrumentos de violencia contra los seguidores de equipos contrarios, la preminencia feroz del sentido de lucro de empresas dueñas de equipos como las televisivas (sobre todo Televisa, históricamente adueñada del mando de la Federación Mexicana de Futbol) y de firmas dedicadas a las apuestas (como Grupo Caliente) y de la irresponsabilidad de autoridades estatales y municipales, en este caso las de Querétaro.
El futbol profesional no debe quedar exento de la oleada de reformismos que propone la llamada Cuarta Transformación. Algunos de los capitales presentes en operaciones futboleras de primer nivel han estado bajo sospecha de lavado de dinero. Una hipótesis sobre la violencia sabatina de inmediato habló de grupos del crimen organizado confrontados en el estadio, y también se habla de arreglos oscuros en cuanto a las concesiones en general y en especial del servicio de seguridad privada del inmueble. El impacto social de lo que sucede en esas canchas es de interés público y requiere una reglamentación rigurosa y una vigilancia gubernamental constante y a fondo.
Cual si fuera un destape masivo gradual, Claudia Sheinbaum encabezó en sábado y domingo sendos actos públicos en los que parte de los asistentes corearon “¡presidenta, presidenta!”, en abierto apoyo a las posibilidades de la actual jefa de Gobierno capitalino de ser la abanderada de Morena en 2024.
La primera de esas reuniones se realizó en el Monumento a la Revolución, con la presencia de mujeres que ocupan cargos públicos, especialmente las gobernadoras de estados, en una especie de posicionamiento femenino guinda ante las marchas y protestas programadas para este martes como parte del Día Internacional de la Mujer, las cuales incluyen un distanciamiento o abierto rechazo a las políticas practicadas por Palacio Nacional respecto a temas del feminismo no partidista.
El domingo se reunieron autoridades de municipios de todo el país ganados por Morena. Fue en el World Trade Center de la Ciudad de México y asistieron gobernadores y gobernadoras, altos funcionarios federales (Adán Augusto fue uno de los oradores), la dirigencia nacional de ese partido (Mario Delgado, por cierto, había recibido sonoro rechazo en Oaxaca por parte de periodistas a los que molestó el mal presentado alegato que hizo el dirigente en relación con “mercenarios” de la información) y precandidatos a las seis gubernaturas en juego este año. Ahí también fue oradora Sheinbaum y concentró reflectores, aplausos y coro presidencial. ¡Hasta mañana!
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