Estos días nos damos cuenta de las penurias económicas que pudieron evitarse a las familias mexicanas. Cada vez que subía el petróleo en los mercados internacionales aumentaban gasolinas y diésel en México, al tiempo que el alza contaminaba todo, comenzando por alimentos y medicinas. Con eso que la gasolina se importa de Estados Unidos y la producción de Pemex es insuficiente, parecía imposible impedirlo. ¿Imposible? La invasión rusa a Ucrania ha colocado el petróleo en más de 100 dólares el barril. En California, Estados Unidos, un litro de gasolina regular cuesta 30 pesos (más de cinco dólares el galón), en México gira en torno de 22 pesos. La diferencia se debe a que el SAT no está cobrando el impuesto IEPS a la gasolina Magna (5 pesos 49 centavos por litro).
La Premium y el diésel también están subsidiados, inclusive los dueños de las gasolineras están recibiendo un estímulo fiscal. De ese modo el gobierno de la 4T logra que se cumpla el compromiso del presidente López Obrador de mantener el precio de los combustibles debajo de la inflación. ¿Alguien está en desacuerdo? Sí, hay analistas que opinan que los subsidios no son sanos para las finanzas públicas. Preferirían un gasolinazo, como ha habido muchos en la historia. Felipe Calderón asestó a los consumidores más de 60, y no se diga el de fin de año de Peña Nieto. No se sabe cuántos recursos empleará el gobierno actual porque tampoco conocemos cuándo se normalizara el mercado petrolero; ¿60, 80, 100 mil millones de pesos? Muy bien utilizados (es nuestro dinero). Se evitarán muchas penurias a las familias porque la inflación se paga en la caja del tianguis o el supermercado. El presidente Joe Biden también vive días de preocupación y no sólo por Vladimir Putin, sino por el disparo inflacionario. Sólo que está aplicando una receta neoliberal: anuncia que liberará más petróleo de la reserva estratégica para que la competencia se encargue de regular el mercado.
Otra vez Bonilla
Todavía no libra claramente la acusación que antes de ser asesinada hizo en su contra la periodista tijuanense Lourdes Maldonado, cuando le estalla otra bomba en las manos al ex gobernador de Baja California Jaime Bonilla Valdez. Se trata de un presunto fraude relacionado con un contrato que le asignó a la empresa Next Energy para construir y operar una planta de generación de energía fotovoltaica en el Valle de Mexicali. Varios ex funcionarios de su administración están bajo investigación. Asumieron facultades que le competen al gobierno federal. De acuerdo con la nueva gobernadora, Marina del Pilar Ávila, la Comisión Reguladora de Energía negó el permiso de operación a la planta.
El secretario de Hacienda del gobierno estatal, Marco Moreno Mexia, dijo que se integró un equipo de especialistas en asuntos jurídicos y financieros para revisar el contrato que otorga amplios beneficios para la empresa ante una eventual cancelación por la parte gubernamental. Firmado por el ex gobernador Bonilla, establece que en caso de una cancelación gubernamental se deberá otorgar un pago a la empresa de 5 mil millones de pesos. En mayo de 2021, Bonilla colocó la primera piedra de esta obra que generaría energía para la operación del Acueducto Río Colorado-Tijuana que suministra agua a las ciudades costeras y cuya facturación es de 100 millones de pesos mensuales. La pregunta es por qué no figura Bonilla entre los funcionarios investigados. Debe pesarle mucho a Morena la circunstancia de que un gobernador que salió de sus filas tenga la cola tan larga.
Otra vez el prianismo en montón
Esta ocasión es para ocultar las dimensiones del sangriento desenlace del partido de futbol Gallos-Atlas en Querétaro. El gobernador Mauricio Kuri es panista, y el presidente de la Liga, Mikel Arriola, es priísta. Está en su ADN. Aunque es un tema local, ojalá lo aborde Andrés Manuel en la mañanera.
Twiteratti
Durante años nos han querido engañar con cifras maquilladas de la violencia en el futbol mexicano. Hoy, que cualquier persona con un teléfono exhibe la realidad, no nos van a engañar más. Lo que pasó en Querétaro lo vimos todos y su gravedad no puede ser disimulada.
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