La expresión “izquierda”, se originó en la ubicación física de un grupo político más o menos radical en una asamblea de la Revolución Francesa. Como sea, se identifica como “de izquierda# a alguien que propone una sociedad más igualitaria, la reducción de las diferencias sociales, el apoyo a los grupos más vulnerables y la impugnación de las instituciones caducas y opresivas”.
En mi juventud se identificaba con una fuerte simpatía por la Unión Soviética y, sobre todo, con el régimen cubano. Resultó inevitable una crisis mayor cuando el imperio soviético se derrumbó y los países en que se desintegró optaron por el capitalismo. También hubo un grado importante de desilusión por el régimen cubano que siguió siendo centralista y extremadamente autoritario. Yo fui uno de los desilusionados después de un viaje de estudio a Cuba hacia 1970. Esto no significa que se demerite la valiente defensa del régimen y del pueblo cubano frente al absurdo bloqueo que Estados Unidos les ha impuesto.
La izquierda, a partir de 1990, se identificó con la democracia y con el Estado de bienestar y reconoció la necesidad de obtener la simpatía e incluso la alianza con el gobierno de Estados Unidos, que había sido considerado la “bestia negra” en la Guerra Fría.
El lenguaje de la izquierda de los años 70 y 80 tuvo que transformarse. La propuesta igualitaria buscaría ahora el poder a través de la democracia representativa y el respeto a los derechos humanos, en una variedad de causas impresionante. Paradójicamente, esta “nueva izquierda” se volvió viable en el sentido de México y otros países latinoamericanos, los partidos de izquierda pudieron proponerse llegar al poder y lograrlo respetando a sus adversarios y contando con el apoyo y la tolerancia del gobierno de Estados Unidos y de algunos de los grupos más poderosos del capital.
A nadie se le ocurría pensar que el régimen de la libre empresa podía ser sustituido por un sistema de economía central gobernado por el Estado. Por supuesto que hay radicales y grupos que no están de acuerdo con esta nueva versión de la izquierda, pero hasta ahora no han ofrecido una opción atractiva para regresar al pasado. En apariencia, han perdido su oportunidad y es improbable que la recuperen. Aunque nada es más imprevisible que el curso de la historia.