Hace muchos años que se hacen invisibles hechos y poblaciones, y millones de personas tienen en mente un mundo que no es el real, sino el recorte que les han preparado, la única ventana por la que miran las cosas, afirma la notable periodista y escritora argentina Sandra Russo, quien no simpatiza con el gobernante ruso, Vladimir Putin, pero defiende el derecho de Rusia a la seguridad. Sintetizo su contundente nota: La guerra desatada en Ucrania sobregiró todo: lo que estamos viendo es de un nivel de hipocresía y de autoritarismo nunca visto. El aparato de comunicación occidental –ubico esta perspectiva desde mi localización carnal y política de latinoamericana– se enloqueció a grados escalofriantes.
Muchos europeos aceptan como un acto de libertad que nadie pueda acceder a la información de diferentes perspectivas y fuentes. ¿No hay opinión pública crítica de la posición de la Organización del Atlántico Norte (OTAN)? Claro que sí. Pero es invisible. Si no estuviéramos un poco dopados, nos habría llamado la atención que ningún canal pasara el discurso de Malenchon, en Francia, o el discurso de Claire Daly, la eurodiputada irlandesa que pidió que paren la rusofobia y busquen el regreso a la diplomacia. El argentino también es un aparato comunicacional que sirve a la OTAN. La misma que nos hizo la guerra en Malvinas. Desde hace décadas, los padecimientos de pueblos enteros, de países cuyas tradiciones se extienden al origen de la humanidad, han sido ocultados. Vivimos bajo la égida informativa de la OTAN, y desde luego no nos iban a mostrar ni a dejar escuchar los lamentos de millones de condenados de la tierra, cuyos ricos territorios fueron destruidos por Estados Unidos, que lucha hoy por una hegemonía que no tiene.
Putin habla de la necesidad de la “desnazificación” de Ucrania y el poder de Occidente lo hace sonar “autoritario”, “dictador”. Y claro que hay que desnazificar el mundo, aunque en la ONU, en 2021, los únicos países que se opusieron a una resolución en ese sentido hayan sido Estados Unidos y Ucrania. Nadie con dos dedos de frente duda de que el presidente ucranio, Volodomir Zelensky, es un golpista dispuesto a convertir su nación en una meca neonazi (https://bit.ly/3Cf34zW).
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