El Banco de México (BdeM) destaca que el encarecimiento de los precios es un determinante importante de la pobreza en el país, pues mientras más elevada es, mayor es la cantidad de familias a las cuales no les alcanza para adquirir una canasta básica.
De acuerdo con estimaciones del banco central, un incremento de un punto porcentual en la inflación general provoca un crecimiento de 0.9 por ciento en la tasa de pobreza. No obstante, mientras mayor va siendo la inflación, el impacto en la economía de las familias es más fuerte.
Por ejemplo, explicó el BdeM en su análisis Efectos de la inflación sobre la pobreza laboral en México”, si la inflación pasa de 3 a 4 por ciento, la tasa de pobreza aumenta en 0.92 por ciento, pero si la inflación sube de 40 a 41 por ciento, la tasa de pobreza se incrementa en 1.74 por ciento.
Los señalamientos del BdeM se dan en un contexto en el que la inflación de la primera quincena de febrero se ubicó en 7.22 por ciento, cuando en el mismo mes de 2021 se colocaba en 3.76 por ciento, es decir, en un año ha aumentado en alrededor de 4 puntos porcentuales, de acuerdo con cifras del Instituto Nacional de Estadística y Geografía (Inegi).
Asimismo, el índice de precios supera la meta del banco central, que es de 3 por ciento, con un límite de un punto porcentual hacia arriba o hacia abajo.
En una entrevista con este medio en diciembre pasado, Alejandro Díaz de León, entonces gobernador del BdeM, calificó a la inflación como un mal que afecta a toda la sociedad, pero que lo hace con más fuerza sobre las familias de menores ingresos.
De esta forma, el análisis del banco central señala que los resultados refuerzan la importancia de mantener bajos los niveles de inflación en México, pues de hecho, el empleo informal de muchas familias mexicanas, con bajos ingresos y sin acceso a crédito, las hace especialmente vulnerables a los aumentos de precios.
“La estabilidad macroeconómica no puede darse por sentada en México ni en ningún otro país. Existen ejemplos de países en América Latina que, después de haber alcanzado cierta estabilidad macroeconómica a principios de la década pasada, volvieron a experimentar severos episodios inflacionarios y elevada volatilidad financiera”, señala el estudio.
De acuerdo con los pronósticos del instituto central, la inflación general cerrará el primer semestre de 2022 en un nivel de 6.9 por ciento, para posteriormente ir descendiendo hasta cerrar el año en 4 por ciento. No obstante, será hasta el tercer trimestre de 2023 cuando esté muy cerca de su objetivo puntual de 3 por ciento, dado que estima que en ese entonces se ubicará en 3.1 por ciento.
Transferencias del gobierno no son la solución
A pesar del aumento de las transferencias del gobierno a los hogares de menores ingresos en años recientes, la única forma de aumentar los recursos de los hogares de manera sostenida es por la vía laboral, concluyó el Banco de México (BdeM).
“En muchas ocasiones los ingresos de estos hogares apenas alcanzan para cubrir las necesidades mínimas, por lo que pequeñas disminuciones pueden causar serios problemas en su economía.”
El banco central explica que la caída del PIB en las crisis de 1995 y de 2009 sirve para entender el efecto de la inflación en la pobreza.
En la crisis de 1995 la inflación anual alcanzó 48.7 por ciento y en la de 2009 fue mucho menor: 3.98 por ciento. La tasa de pobreza aumentó considerablemente más en 1995 que en 2009, 49.7 contra 21.2 por ciento, respectivamente.
Además, la tasa de pobreza creció durante más tiempo y a mayor ritmo en 1995 que en 2009.