Querétaro, Qro., Las gradas, pasillos y túneles de acceso al estadio Corregidora fueron escenario de una batalla campal entre aficionados de los Gallos Blancos y de los rojinegros del Atlas, durante el partido de futbol de la Liga MX, que se suspendió en el minuto 62, con saldo preliminar de 22 personas heridas, dos de ellas de gravedad, según autoridades del gobierno estatal, a cargo del panista Mauricio Kuri González.

La violencia, el caos y las escenas de pánico e incredulidad reinaron ayer en esta sede mundialista: familias aterrorizadas corriendo en desbandada hacia el campo de futbol; padres intentando proteger a sus hijos, golpizas salvajes de varios sujetos contra uno solo y agresiones en las que se usaban de proyectiles todo tipo de objetos.

La Coordinación Estatal de Protección Civil dio a conocer alrededor de las 21:30 horas que no tenía reportes de personas fallecidas y nueve de los 22 lesionados fueron trasladados al Hospital General. A la una de la mañana de este domingo mantenía la cifra.

En las redes sociales circularon imágenes y videos de la batalla campal que se inició en los pasillos de la zona sur del estadio donde se observó sobre todo hombres jóvenes lastimados, o en el piso, inmóviles, lo que dio cuenta de la dimensión del enfrentamiento entre ambas barras en un recinto con capacidad para 34 mil personas.

En los mismos videos se ve cómo una familia corre por la cancha en busca de una salida. A un niño que llevaba playera del Atlas se la tuvieron que quitar para evitar que fuera agredido por los iracundos seguidores del equipo contrario. También se apreció cómo una madre en cuclillas protegía a su hijo en medio del zafarrancho.

En el segundo tiempo, cuando el marcador registraba un gol en favor de Atlas y cero para los Gallos Blancos, se suscitó una riña entre aficionados de ambos equipos en los pasillos de la zona sur, que se extendió hacia distintas zonas del lugar, y provocó que la multitud corriera hacia el campo.

En un inicio, muchos asistentes ingresaron a la cancha para protegerse y no ser alcanzados por la turba que se liaba a golpes, pero en segundos todo cambió, pues mientras la multitud corría, el caos se trasladó al área de juego.

Algunos jugadores trataban de calmar los ánimos, pero sus intenciones se diluyeron en el alboroto. El portero del Querétaro, Wa-shington Aguirre, hacía ademanes en ese sentido, pero los aficionados le seguían para pedir fotos como si se tratara de una festividad y no de una emergencia por la violencia que prevalecía.

Mientras, las transmisiones televisivas y de radio seguían, algunos aficionados de equipos rivales se enfrentaban a golpes. No se distinguía la presencia de la seguridad privada en el estadio, tampoco que ingresaran elementos de seguridad pública.

Cuando se suspendió el partido, a las 18:30 horas, algunos asistentes que no participaron en el conflicto continuaban en busca de refugio, pero eran alcanzados por aquellos que se agredían. Los adultos intentaban proteger a niños y los jugadores de ambos equipos se trasladaron al área de vestidores, punto donde también se protegieron algunos de sus seguidores. Los representantes de los medios de comunicación se resguardaron en la sala de prensa.

Aunque el aforo del estadio estaba a 80 por ciento de su capacidad total, las principales salidas se colapsaron cuando la gente trataba de huir del lugar.

En grupos de WhatsApp algunos usuarios compartieron fotos y grabaciones de sus teléfonos celulares donde se observa a las personas lesionadas, algunas sin playera; sobre la explanada del estadio fueron atendidas y llevadas en ambulancias para recibir atención médica. En algún momento surgieron los rumores de que había entre siete y 27 fallecidos; tres horas después, Protección Civil estatal informó que no tenía reportes de decesos.

Unos 200 elementos de la Guardia Nacional adscritos a la ciudad de Querétaro, junto con efectivos del Ejército Mexicano se coordinaron con las autoridades locales para brindar seguridad en las inmediaciones y los integrantes de los equipos Atlas y Querétaro, para evitar que fueran blanco de agresiones.

Kuri González, que iba a iniciar ayer una gira de ocho días por Europa a fin de atraer inversiones en materia automotriz, alimentos y energía para la entidad, anunció que pospuso su gira y en su cuenta de Twitter señaló que la empresa propietaria de Gallos Blancos e “instituciones” deberán responder por lo sucedido.

Por su parte, el presidente de las Liga MX, Mikel Arriola, señaló que se “castigará en forma ejemplar a los responsables por la ausencia de seguridad en el estadio” durante el partido de ayer. En un comunicado, el club Atlas solicitó a la Liga y a la Federación Mexicana de Futbol investigar sobre lo sucedido para deslindar responsabilidades.

El gobernador de Jalisco, el emecista Enrique Alfaro, dijo que estaría al pendiente sobre los “lamentables” sucesos ocurridos. “Ya tuve comunicación con el gobernador de Querétaro, Mauricio Kuri, y con el dueño del Atlas, Alejandro Irarragorri, a quienes ofrecí todo mi apoyo para la atención de los ciudadanos que viajaron a Querétaro a ver el juego”.

En tanto, los aficionados del Atlas se reunieron afuera del estadio Jalisco, en Guadalajara, para quejarse de que no observaron elementos de seguridad más allá del personal del estadio. También pidieron informes de sus familiares y solicitaron al mandatario jalisciense apoyar a éstos para regresar a su estado. Alfaro se comprometió a enviar helicópteros en caso de que se requiera trasladar heridos, o “lo que necesiten”.

La fiscalía de Querétaro informó que se inició una carpeta de investigación por los delitos de homicidio en grado de tentativa y violencia en espectáculos deportivos. Al cierre de la edición ninguna autoridad federal se había pronunciado.

(Con información de Gustavo Castillo, reportero y Javier Santos, corresponsal )