El Museo Franz Mayer (MFM) acaba de abrir una nueva sala permanente, Pintura y Grabado: Del Medievo al Modernismo, con la finalidad de valorar, en primer lugar, la colección pictórica cuyos cuadros muchas veces se perdían entre objetos de otro tipo, mobiliario o cerámica.
La idea de crear una pinacoteca con una selección de las obras más representativas de la colección de cerca de 10 mil objetos –más de 800 son pinturas, y cerca de 700, grabados– no es nueva, expresó Alejandra de la Paz, directora general del MFM, en un recorrido por la nueva sala. La iniciativa es parte de un proyecto a mediano y largo plazos respecto de la renovación de las salas permanentes del recinto, con el fin de generar una mayor rotación de las obras que permiten transitar por diversos momentos del arte, no sólo en México, sino otras latitudes, detalló la promotora cultural.
Son 56 piezas, que abarcan desde finales del siglo XV hasta el primer tercio del XX, las que integran el guion museográfico de la nueva sala permanente cuyos apartados son: Medievo y renacimiento, Manierismos y barrocos, Ilustración y academia, y Modernismo y simbolismo. Se trata de “joyas” de la colección pictórica del MFM, iniciada en 1935 por el financiero alemán llegado a México en 1905.
El recorrido se inicia con una pintura de San Cristóbal, de un autor anónimo del siglo XV, restaurada recientemente, en la que el gran tamaño del santo contrasta con lo que le rodea, una característica del medievo. Esta primera sección también comprende la obra más antigua de la colección, San Hipólito bendiciendo a su familia al regreso del funeral de San Lorenzo (ca. 1419-1424), de Luis Borrassá. La pintura “más reciente” es Paseo de los melancólicos (1904), óleo de un Diego Rivera “muy joven, guiado por Joaquín Clausell en el estudio de la naturaleza”.
Otras “joyas” de la nueva sala son Cristo frente a Pilatos (Ecce Homo), ca. 1630-1636, aguafuerte y buril, de Rembrandt; La vista (ca. 1615) de José de Ribera, El Españoleto, y Retrato de Isabel Clara Eugenia, de Alonso Sánchez Coello. En el guion de la exposición “hemos preferido pluralizar la idea de los manierismos o los barrocos, porque son conceptos muy discutidos en la actualidad”, apuntó el curador Abraham Villavicencio.
Respecto de los “manierismos”, Nuria Sadurní, directora de exposiciones del MFM, señaló que “distintos artistas, al tener admiración por sus contemporáneos, imitaron el trabajo de estos pintores y grabadores que, según los valores de la época se consideraban perfectos. Esta admiración no se limitó a los artistas en sí, sino también se extendió a diferentes regiones, como la italiana”.
Alberto Durero, por ejemplo, fue uno de los “héroes artísticos” de Franz Mayer (1892-1975), grabador de quien más piezas logró reunir, indicó Villavicencio. La colección comprende estampas de sus series más famosas, como La pasión de Jesús. Ejemplos de ellas se encuentran en la sección de Manierismos y barrocos.
El recorrido finaliza con grabados de Julio Ruelas y pinturas de Ignacio Zuloaga –Francisco y su mujer (1890)–, Joaquín Sorolla –Vista de un café frente al Moulin Rouge (1890)– y Franz Lenbach –Retrato de mujer (1898).
Pintura y Grabado: Del Medievo al Modernismo ocupa el área antes dedicada al siglo XIX. “Tenemos un plan muy ambicioso, y por los mismo lento, de renovar toda la parte permanente de manera que podamos apreciar las diferentes colecciones de modo distinto. Había un guion cronológico que era de los siglos XVI al XIX. Hemos iniciado un proceso de transformación para que se pueda apreciar el mobiliario en conjunto y en diálogo entre ellos”, puntualizó Villavicencio.
El Museo Franz Mayer se ubica en avenida Hidalgo 45, Centro.