No sólo es una colorida atmósfera fantástica, junto con la sofisticada tecnológica, videomapping o las vertiginosas coreografías y el atractivo vestuario, sino la presencia de Carlos Rivera, Fela Domínguez y Kalimba, que atrapan la atención de los espectadores en el musical José El Soñador.
Las ejecuciones de la orquesta van de un género musical a otro; mientras un fastuoso despliegue de luces y un score interpretado en vivo, permite que los protagonistas y el ensamble sumen talentos en el escenario, con la guía de Fela Domínguez quien funge como La Narradora, en una historia donde los sueños y la fe son el mensaje optimista que emerge de este clásico creado por Tim Rice y Andrew Lloyd Weber.
El musical, dirigido por Mariano Detry con traducción de Julissa, cuenta la historia de José, hijo favorito de Jacob, quien es envidiado –y hasta odiado– por sus once hermanos, que confabulan para desaparecerlo de sus vidas y familia, al venderlo como esclavo, fingiendo su muerte ante su padre. Al paso del tiempo y a pesar de múltiples obstáculos, el joven logra superar lo cruelmente vivido, al recurrir a su fe y a las premoniciones que experimenta por medio de los sueños.
En Egipto, la vida de José cambia de rumbo, pues consigue el apoyo del Faraón y del pueblo, mientras el mensaje de fe y esperanza, que los sueños se cumplen, se extiende hasta tierras remotas. Las vueltas que da el destino, permiten al hombre determinar el futuro de su familia, que debe superar una dura lección.
Los aplausos del público, tras cada cuadro musical, resuenan, mientras ovacionan a los 33 artistas que aparecen sobre el escenario, donde Domínguez cautiva con su voz y sus brillantes vestuarios; a la vez, que Kalimba (en el papel del Faraón) también hace gala de la interpretación y su agilidad para las coreografías. Pero cuando aparece Carlos Rivera, como esclavo sexy, algunas expresiones de admiración de sus fans, se escuchan, pues además de cantar, bailar, vibra y transmite su alegría y la del personaje.
Los sueños, ha dicho el cantante, se cumplen. Y con esta obra, corrobora su sentir, pues en el montaje, el personaje lucha contra la adversidad y se sobrepone para conseguir lo que ha propuesto, que nada es imposible.
“Esperamos haber llenado de colores, por lo menos este ratito de su vida; hay detrás todo un equipo de técnicos, músicos, vestuaristas, maquillistas y toda la gente que hace posible el musical. Como dice nuestra obra y como dice José: Es mejor soñar y los sueños se cumplen”, expresó Carlos Rivera, tras terminar la función, con taquilla agotada, en el Centro Cultural Teatro 1.
José El Soñador es producido por Alejandro Gou, quien antes había hecho lo propio con Jesucristo Súper Estrella, donde recurrió a 200 metros cuadrados de pantallas de LED, y en esta obra emplea exactamente lo doble.
Cada cuadro musical, sostiene la producción, “ha sido diseñado minuciosamente con la finalidad de asombrar y deslumbrar al público. Los espectadores tendrán la garantía de encontrarse con un montaje que fusionará una historia alegre con sofisticada tecnología aplicada al entretenimiento en vivo”.
También la coreografía “la poesía en movimiento” ha sido creada para propiciar “un viaje a todos y nunca se olviden que es mejor soñar”. Así lo define Carmelo Segura en el programa de mano, donde el coreógrafo afirmó que quiere ofrecer una “experiencia sensorial a todos los niveles, en que se puedan ver inmersos en ese viaje entre las estrellas y los sueños”.
El musical, a 39 años de su estreno en Broadway, regresa a la marquesina mexicana con una temporada de 42 funciones, a partir del 10 de febrero. Las funciones son: jueves y viernes 20:30 horas, sábado 17 y 20 horas y domingo 17 horas en el CCT1, ubicado Guaymas 8, colonia Roma.