Nueva York. Desde la ola de mensajes de texto que lo recibieron cuando bajó de un avión en Berlín a la mañana de nominaciones al Óscar, Ryusuke Hamaguchi ha tenido tiempo para pensar por qué su película Doraibu mai kâ (Drive My Car en su título internacional en inglés) ha resonado como lo ha hecho.
Pero no está tan seguro. Hay muchos motivos para pensar por qué un drama japonés de tres horas en el que los créditos iniciales no aparecen sino hasta 40 minutos después de comenzada la película, puede llegar a la cima de Hollywood. Drive My Car, una historia épica de dolor, conexión y arte está nominada a cuatro premios Óscar, incluyendo mejor película, mejor director y mejor guion adaptado.
“Entre más pienso en esto estoy menos seguro”, señaló Hamaguchi. “Pero lo único que puedo decir es que esta es una película muy normal. Se trata de dos personas que tienen múltiples defectos, diferentes cada uno y tratan de tener una mejor vida. Amar a alguien o algo es una forma de hacerlo. Pero cuando amas a alguien un día lo pierdes o te separas de esa persona”.
“Es casi como un oxímoron”, agregó. “Éso es como el aspecto normal de esta película, se trata de la pérdida y la ganancia del amor”.
Drive My Car, la primera cinta japonesa en ser nominada a mejor película, rompe el molde de una contendiente al Óscar tradicional. Incluso Parasite (Parásitos) de Bong Joon Ho, que hace dos años se convirtió en el primer filme no hablado en inglés en ganar la estatuilla a mejor película, era menos sorprendente. Parasite era una estilosa producción de género de un cineasta de renombre internacional cuyo largometraje ya había ganado la Palma de Oro en el Festival de Cine de Cannes.
El camino que llevó a Drive My Car a los Premios de la Academia es, como la película, más sinuoso. Aunque los filmes de Hamaguchi, como Gûzen to sôzô (La ruleta de la fortuna y la fantasía) lanzada el año pasado, son aclamadas internacionalmente, el cineasta de 43 años era mucho menos conocido en Hollywood. Drive My Car ganó el premio a mejor guion en Cannes el verano pasado, pero la respuesta a la larga película de Hamaguchi necesitaba, muy a modo, tiempo para cobrar fuerza.
La mejor del año: críticos
Drive My Car encontró su impulso entre críticos que apoyaron el filme (los opinantes de Nueva York y Los Ángeles la nombraron mejor película del año) además de que ha tenido una presencia frecuente en cines. También hay algo innegable sobre ella, casi todos los que se han sentado a verla salen bastante conmovidos. Drive My Car puede ser difícil de vender, pero ha demostrado ser fácil de amar.
“El público responde a las grandes películas, simplemente lo hacen”, señaló Jonathan Sehring, director de IFC Films, que lanzó Drive My Car con la recientemente creada distribuidora Sideshow, junto con Janus Films.
A pesar de esto, Drive My Car es menos una anomalía de lo que parece. Series como la sensación del streaming Squid Game (El juego del calamar) han demostrado que los subtítulos no son el obstáculo que se creía que eran. Al mismo tiempo la Academia de las Artes y Ciencias Cinematográficas lucha por diversificar su históricamente blanca y masculina membresía y en años recientes ha recibido a numerosos integrantes internacionales.
Categorías de pesos pesados
Los terrenos de las categorías que parecían distantes se han acercado más. Junto con Drive My Car, varias películas extranjeras, Verdens verste menneske (La peor persona del mundo), Madres paralelas de Pedro Almodóvar y Flugt (Flee), consiguieron nominaciones este año fuera de la categoría de mejor película internacional. En los Óscar del 27 de marzo estas cintas están en categorías de pesos pesados. Nominado como mejor director, Hamaguchi superó a favoritos como Denis Villeneuve (Dune). Drive My Car también consiguió el doble de nominaciones que Spider-Man: No Way Home (Spider-Man: Sin camino a casa).
“El hecho de que sea de tres horas de duración también nos demuestra que quizá los tiempos están cambiando, la recepción de la gente está cambiando ligeramente”, mencionó Hamaguchi en una entrevista reciente mientras pasaba su cuarentena en un hotel en Japón tras viajar al extranjero. “Pesé que sería difícil llegar a un gran público por la duración de la película, a pesar de estar orgulloso y seguro del producto final”.
Aún Hamaguchi y todos los involucrados en Drive My Car están sorprendidos por el éxito del filme.
“Todos nos estamos dando pellizcos. No, nos estamos dando bofetadas en realidad”, enfatizó Sehring. “Mentiría si te dijera que cualquiera de nosotros pensó que tendría este tipo de recepción. Pero todos estamos increíblemente conmovidos por ello”.
En IFC, Sehring fue uno de los pioneros de los estrenos simultáneos de películas en cine y en video-bajo demanda. Pero cree que el empuje de Drive My Car pudo ocurrir sólo en cines. En las salas ha sumado 1.8 millones de dólares por venta de boletos en los pasados meses, colocándose entre los mejores promedios por sala. El miércoles llegó a HBO Max en Estados Unidos.
Hamaguchi indicó que todo lo que puede hacer es estar agradecido y en los Óscar ansía conocer a Steven Spielberg y Denzel Washington. Asegura que tiene algo en común con Spielberg. Drive My Car es una de las seis películas que ha arrasado en el Círculo de Críticos de Nueva York, la Asociación de Críticos de Los Ángeles y la Sociedad Nacional de Críticos de Cine. Las otras son Goodfellas (Buenos muchachos), L.A. Confidential (Los Ángeles al desnudo), The Hurt Locker (Zona de miedo), The Social Network (Red social) y Schindler’s List (La lista de Schindler) de Spielberg.
Algunos han afirmado que los Óscar corren el riesgo de convertirse en algo demasiado “elitista” cuando películas como Drive My Car son honradas por encima de películas más populares. Pero ésta no tiene nada de elitista, es una película que como Gûzen to sôzô de Hamaguchi, logra unir a personajes dispares en diálogos íntimos sobre sus vidas. Su cinta parece dirigirse decididamente hacia algo más. Filmada antes y durante la pandemia, Drive My Car termina con los personajes con cubrebocas, como si tratara de alcanzarnos donde nos encontramos.
“Hay una forma de comunicación superior, más presente, que ocurre. No es posible sólo con mi ser normal tener ese nivel de comunicación”, declaró Hamaguchi. “El acto de creación realmente resalta esa autenticidad”.
Drive My Car está basada en un cuento de Haruki Murakami y se centra en un actor de teatro, Yûsuke Kafuku, interpretado por Hidetoshi Nishijima, quien dirige una producción multilingüe de Tío Vania de Chéjov. Todavía en el luto de la muerte de su esposa, Kafuku encabeza los ensayos donde los actores se sientan y leen sus diálogos de forma plana, para digerir el lenguaje días antes de comenzar a actuar.
Hamaguchi utiliza el mismo enfoque en sus audiciones. El efecto que Drive My Car desata, cree, comienza con sus actores y la conexión éstos.
“En cada pieza que creamos es importante para nosotros realmente conectar con nosotros mismos primero. Para crear algo que es grande, primero debemos abrirnos”, apuntó Hamaguchi. “Ese proceso de creación en sí mismo es como una comunicación auténtica”.
Mientras habla es fácil tener la impresión de que por eso Hamaguchi hace películas –que esa conexión que están buscando sus personajes es la misma que él también busca. “Ese sentimiento”, afirmó. “Es de hecho algo que se queda conmigo cuando creo una historia”.