Los movimientos Black Lives Matter y Resiste reivindican los vestigios de las grandes manifestaciones antirracistas de 2020 que Nadine Seiler conserva como si fueran joyas, amontonados en su coche, para digitalizarlos.
Carteles, letreros, pancartas... la activista con gorra rosa trae más de 300 piezas a la Biblioteca Enoch Pratt, de Baltimore, un trabajo tedioso que realiza cada seis semanas.
Estos objetos estuvieron durante meses en una verja metálica levantada frente a la Casa Blanca por el gobierno del ex presidente Donald Trump en junio de 2020, mientras un movimiento de protesta antirracista sacudía el país, después de que un policía blanco matara al afroestadunidense George Floyd.
La valla de más de dos metros se convirtió en un punto de reunión para el movimiento Black Lives Matter (Las vidas negras importan) en la capital estadunidense y en una galería de arte al aire libre, por la que veló Nadine.
“Veía objetos que caían al suelo o que quitaba la gente, así que decidí, con otras personas, organizar este espacio y volver a colocar las cosas en la verja”.
Durante un año remendó pancartas con cinta adhesiva, adjuntó fotos de víctimas de la violencia policial llevadas por el viento y trazó con rotulador frases antiTrump borradas por la lluvia.
También lidió con simpatizantes del ex presidente republicano e integrantes de movimientos conservadores que solían ir a destrozar este arte militante.
“El 26 de octubre de 2020 los opositores al movimiento que habían venido por la confirmación de la jueza Amy Coney Barrett (nombrada por Trump para la Corte Suprema) fueron a la verja y destruyeron casi todo, salvo quizá 10 objetos”, recuerda Seiler. El ayuntamiento, en poder de los demócratas, rebautizó el lugar como Black Lives Matter Plaza.
“Mucha gente sintió la necesidad de venir a Washington y compartir su historia en esta reja y me vi obligada a proteger sus voces”, dice la mujer que luce un collar con el logotipo de la Mujer Maravilla. Seiler dedica todo su tiempo a esta misión. Vive en Waldorf, Maryland, y tuvo dificultades para pagar su hipoteca durante ese periodo en el que casi pierde su casa.
En todo Estados Unidos hubo otras iniciativas destinadas a preservar el arte efímero de este movimiento social. En Minneapolis, la prima de Floyd, Paris Stevens, cofundó el George Floyd Global Memorial para salvaguardar las ofrendas y obras depositadas en el cruce donde murió.
“Tenemos más de 3 mil piezas artísticas: paneles, cartas, varios murales”, enumera Steven, quien planea crear un museo. “Es realmente importante poder contar nuestra historia de la manera que queremos platicarla”.
Afp