Washington. La Casa Blanca informó ayer que examina cómo reducir las importaciones de petróleo de Rusia tras la invasión a Ucrania sin perjudicar de manera económica a los consumidores estadunidenses y europeos, manteniendo al mismo tiempo el suministro global, aunque reiteró que el gobierno del presidente Joe Biden sigue renuente por ahora a prohibirlas.
“Estamos muy enfocados en minimizar el impacto en las familias”, afirmó Jen Psaki, secretaria de prensa de la Casa Blanca ante periodistas.
Aunque Psaki no ha profundizado en los detalles de una posible reducción de la dependencia que se tiene con Moscú para el abastecimiento energético, sí ha señalado que dos funcionarios del gobierno han estado en conversaciones con diferentes proveedores sobre fuentes alternativas de energía.
El principal asesor económico de la Casa Blanca, Brian Deese, señaló a la cadena CNBC que “estamos rastreando el mercado de la energía hora a hora en términos de la fluidez general de la cadena de suministro”.