Ciudad de México. El presidente Andrés Manuel López Obrador “es un regalo que México ha recibido, un hombre de los que no nacen todos los días y menos llegan a alcanzar la Presidencia de la República”, dijo Luiz Inacio Lula da Silva a legisladores de Morena y de PT, a quienes aconsejó prepararse porque sus adversarios ideológicos no les van a dar tregua.
En una reunión por la mañana con diputados de ambos partidos, el ex presidente de Brasil habló de la lucha del gobierno federal por recuperar la energía eléctrica y destacó que sólo el Estado puede dar electricidad a los más pobres.
Recordó que en su país hay una paraestatal del ramo que el gobierno de Jair Bolsonaro pretende privatizar, pero él ha advertido a los empresarios interesados en comprarla que se se cuiden, porque si gana las próximas elecciones presidenciales se volverá a discutir el papel soberano de Brasil en su sector energético.
Lula se mostró complacido de que en México se haya elegido a un presidente que “tiene la cabeza y el corazón del pueblo”. Puntualizó a los legisladores que “están viviendo una luna de miel”, pero es importante que se preparen, porque sus adversarios no les van a dar tregua, como no se la han dado al Partido del Trabajo de Brasil, la organización política a la que pertenece.
Más tarde, en un encuentro con senadores de Morena y sus aliados, recordó que “las élites no soportan compartir un poco de la riqueza que el pueblo trabajador produce”. Aludió al “infierno” vivido cuando la derecha de su país dio “un golpe de Estado parlamentario “para derrocar a Dilma Rousseff y encarcelarlo injustamente. Destacó que México está en el camino correcto, y en un discurso de poco más de una hora, expuso las similitudes del proyecto político que él impulsó en Brasil con el de López Obrador, quien dijo, le recuerda a Evo Morales y al fallecido Hugo Chávez, quienes también lucharon por acabar con la desigualdad y la pobreza, dijo.
A los morenistas les reveló cuál fue su receta para levantar a una nación que encontró prácticamente quebrada, en enero de 2003, cuando llegó a la presidencia de Brasil. “¿Cuál fue el milagro? Descubrí que la gente pobre no es el problema, sino la solución. Basta que les den empleo, seguridad social, para que tengan dinero y puedan comprar pan, leche, frijolitos, sandalias”. Al tener poder adquisitivo, se convierten en consumidores y reactivan la economía.
Subrayó que de nuevo será candidato a la presidencia de Brasil y de ganar, como espera, será prioritaria la relación con México. El ex mandatario llegó al Palacio Legislativo de San Lázaro acompañado por Celso Amorín, su ministro de Relaciones Exteriores, y otros colaboradores, pero cuando estaba por entrar al auditorio se activó la alerta sísmica y tuvo que trasladarse a la explanada designada como el sitio más seguro.
El susto del sismo no fue lo único que enfrentó ayer, también padeció empujones de diputados morenistas cuando al término de su conferencia, se arremolinaron a su alrededor en busca de una fotografía junto a él.
Tanto con diputados como con senadores, se pronunció contra la guerra en cualquier parte del planeta. Es inadmisible que un país se sienta con derecho a instalar bases militares alrededor de otro, como también es inadmisible que una nación reaccione invadiendo a otra, puntualizó en referencia al conflicto de Rusia y Ucrania. La única guerra justa es la que se da contra la desigualdad y el hambre, consideró.