Avanzó en el Senado el nombramiento presidencial de Quirino Ordaz Coppel como embajador de México en España, ya que después de comparecer, el ex gobernador de Sinaloa fue ratificado por la Comisión de Relaciones Exteriores, con 21 votos en favor, tres en contra y tres abstenciones.
Contrario a lo que se esperaba, fue una reunión tersa, en la que Ordaz Coppel se comprometió a “seguir construyendo puentes” para que México y España “encuentren nuevas oportunidades de desarrollo y crecimiento, y a fomentar el diálogo en busca de nuevos entendimientos y horizontes de cooperación”.
Sólo Manuel Añorve (PRI) le reprochó haber aceptado el cargo. “Una salida digna habría sido rechazarlo”, dijo, y lo acusó de traición.
Sin inmutarse, Ordaz Coppel respondió que siempre estará agradecido con quien le dio la oportunidad de ser gobernador, “pero esta es una ocasión de representar al país”. Dijo que fue “un gobernador en tierra y los resultados ahí están”.
Por su parte, Napoleón Gómez Urrutia (Morena) le planteó la necesidad de que funcionarios del gobierno federal, empresarios y académicos sean invitados a España para que hablen de los avances del presidente Andrés Manuel López Obrador, porque allá tienen mala imagen de México.
Ello, precisó el legislador, provocado por mexicanos que son ex funcionarios y asesores de empresas ibéricas, así como por inversionistas y empresarios que están escondidos en aquel país.
Antes de la votación sobre su nombramiento, el ex gobernador presentó su plan de trabajo, el cual se sustenta en siete ejes de acción, entre los que destacó el diálogo político entre las dos naciones, así como la promoción económica, cultural y turística de México.