Madrid. La presión migratoria en la ciudad de Melilla es cada vez más alarmante. Por segundo día consecutivo, ayer se registró un intento masivo para entrar a territorio español de más de mil 200 extranjeros indocumentados, la mayoría procedentes del África subsahariana y lo lograron 380. El pasado miércoles sucedió el mayor movimiento para una entrada multitudinaria, con más de 2 mil personas que actuaron de forma coordinada para intentar evadir el sistema de seguridad fronterizo y superar la barrera policial; pasaron 491. El resto fueron devueltos.
Ayer ocurrió algo parecido: acometieron alrededor de mil 200 y consigueron pasar 380. Es decir, que en sólo dos días habrían cruzado a suelo español 871 personas.
En ambos eventos se han registrado más de 100 heridos, la mayoría migrantes–80–, que sufrieron heridas leves y golpes en los forcejeos con los agentes y en las maniobras que realizaron para superar las vallas metalizadas y el sistema de seguridad de la ciudad española.
La ministra de Política Territorial y vocera del gobierno, la socialista Isabel Rodríguez, reconoció que la situación en Melilla es “preocupante” , al sostener que se trata “de una presión migratoria muy importante, de mucha dimensión, que no había ocurrido antes en Melilla”.
Confirmó que se trabaja de forma coordinada con el gobierno de Marruecos para mantener el control de la situación, que vivió uno de sus momentos más dramáticos en mayo pasado, en la otra ciudad española fronteriza del norte de África, Ceuta, donde murieron cuatro migrantes en su intento de alcanzar territorio europeo.
Además, se generó una crisis humanitaria, con al menos mil 500 menores de edad que ahora están siendo tutelados por el Estado español y han sido enviados a distintas comunidades autónomas para aliviar la concentración poblacional de los centros de atención a migrantes de Ceuta y Melilla, situación que ha sido calificada de grave.