Guadalajara, Jal., Las comisiones estatales de derechos humanos de Jalisco, Zacatecas, Nayarit y Durango exhortaron, en un pronunciamiento, a las autoridades de todos los ámbitos y niveles de gobierno a proteger el sitio sagrado Makwipa, ubicado en el Cerro del Padre, junto al área urbana de la capital zacatecana, parada obligatoria del pueblo wixárika en la ruta de Wirikuta procedentes de Nayarit y Jalisco en peregrinación a San Luis Potosí.
Las defensorías señalaron que la pretensión de fraccionar y construir viviendas en el cerro, aunada a los incendios forestales, como el ocurrido en febrero pasado, que arrasó con 50 hectáreas, violan derechos humanos de una de las pocas culturas indígenas que aún conservan su identidad ancestral.
“La existencia y preservación del pueblo wixárika está supeditada a ceremonias y rituales que se llevan a cabo en Wirikuta, como culminación de su peregrinar a través de rutas ancestrales desde sus asentamientos originarios”, refiere el documento.
Los organismos estatales consideran que interrumpir estos rituales, limitarlos o prohibirlos pone en riesgo la existencia del pueblo indígena.
Este pronunciamiento se dio a raíz de que activistas y representantes wixárikas denunciaron que, pese a que en 2009 el Cerro del Padre fue declarado área natural protegida Parque Estatal Ruta Huichola, su cercanía con la ciudad lo volvió atractivo para los desarrolladores de vivienda, quienes con el apoyo de los alcaldes morenistas Ulises Mejía Haro y Jorge Miranda Castro –este último en el cargo– han propiciado de 2020 a la fecha el desmonte y lotificación de un polígono dentro del cerro.
El exhorto de las defensorías de los estados mencionados, donde hay asentamientos wixárikas, menciona que el clima de violencia que padece Zacatecas también perjudica a esta comunidad, pues “integrantes de ese pueblo han sido privados de la vida, y el desarrollo de sus ceremonias es cada vez más difícil”, alertaron.
“Todas estas circunstancias afectan el derecho del pueblo wixárika a la identidad cultural, que no puede ser dejada de lado, porque su sola interrupción viola el ejercicio de la propia religión, espiritualidad o creencias”, afirmaron.
El exhorto, destacaron, busca que se generen mecanismos de coordinación que permitan la protección del sitio sagrado, eviten contratiempos que obstaculicen su actividad ritual y consoliden programas y acciones para la protección de dicho sitio.