Cuatro décadas y una pandemia después, Astrid Hadad regresa a las tablas, y lo hace en el Teatro de la Ciudad Esperanza Iris, con su espectáculo La pluma o la espada, un recorrido por la época barroca por medio de dos figuras emblemáticas: Sor Juana y la Monja Alférez. mujeres cuya trascendencia sigue vigente, dijo, en tiempos como los nuestros, en los que tenemos que cerrar filas en la lucha por los derechos igualitarios de la mujer, en éstas y otras latitudes.
En entrevista, Hadad habló de éste que ha dado por llamar “cabaret histórico y barroco”, que presentará el sábado 19 de marzo, en el contexto del ciclo Nosotras Somos Memoria; de la lucha del sector femenino; y de estas dos mujeres del siglo XVII que dejaron huella en la historia.
“Desde que empecé con mis espectáculos, lo hice por los derechos de la mujer”, aseguró y agregó que ella nunca tuvo “esos problemas porque siempre tuve la suerte de trabajar con hombres, músicos” que la respetaron todo el tiempo. No obstante, acota, “veía la injusticia que se comete contra la mujer”, por lo que ella ha visibilizado el tema desde el terreno que mejor conoce.
“Mi trinchera ha sido el escenario, y he apoyado con mis espectáculos a organizaciones de todo tipo, por esta convicción que tengo.”
–¿Qué les dirías a las jóvenes que apoyan causas como los derechos igualitarios, y leyes como la de la interrupción legal del embarazo?
–Primero les diría a las nuevas generaciones que hay que continuar con la lucha, porque, aunque se han ganado muchas cosas, falta muchísimo, y todavía lo vemos en la diferenciación salarial, por ejemplo.
Astrid Hadad sostuvo: “nosotras somos las grandes educadoras, las mujeres hasta el día de hoy son las que instruyen a los niños en casa, lo siento, pero es así, y lo que les diría es que lo más importante para una mente es la primera enseñanza que recibes; entonces si tú educas a tus hijos tanto mujeres como hombres para que entiendan que no hay diferencias, las cosas van a funcionar mucho mejor.
“Muchas mujeres luchan por sus derechos, pero en casa la educación sigue siendo, desgraciadamente, la que nos enseñaron nuestras antepasadas –abuelas, tatarabuelas, en algunos casos nuestras madres–, y en la que la mujer sigue siendo menos y tiene que servir al hombre, en la que no hay un estado de igualdad.
“Se ha hecho mucho pero todavía falta mucho por hacer”, recalcó.
Sobre lo que genera esta etapa en la que las manifestaciones en favor de los derechos de la mujer y sus logros ganan terreno, en México y el resto del mundo, Astrid Hadad, afirmó convencida que, “estamos en buen momento porque hay una mayor consciencia. Estamos viviendo un resurgimiento de ésta (...); siempre es un buen momento para hablar de eso, y para asumirlo; ya las mujeres tienen menos miedo de manifestarse, de mostrarse, de disentir con lo que no les parece. Es un momento catártico”.
“Cabaret histórico y barroco”
En relación con su espectáculo de cabaret, la artista señaló que hablará sobre las aventuras de Sor Juana y la Monja Alférez quienes vivieron una vida extraordinaria y transgresora, una usando la pluma, la otra la espada. Ellas dos sobresalieron por sus hechos en una época complicada para ser mujer y que, además, se distinguió por su arte barroco, sus divisiones sociales en castas, sus creaciones gastronómicas y su exuberancia; época que todavía tiene similitudes con la nuestra.
La artista escénica explicó que regresar a al modo presencial le entusiasma, porque si bien ha realizado presentaciones vía remota, debido a la pandemia, “no es lo mismo”.
“La pandemia nos ha arrebatado el podernos abrazar y apapacharnos con los amados; a los que somos del escenario nos ha arrebatado el placer enorme de estar frente a un público, que, aunque hemos hecho shows en línea, no es igual, porque la emoción de estar ante el público es irremplazable. Tengo tanta emoción de volver a mi casa, el teatro de la Ciudad.”
Reveló que para realizar La pluma o la espada “tuve que escribir canciones, porque se sitúa en el barroco mexicano; estoy haciendo cabaret histórico”.
Para ello, efectuó una investigación más profunda y documentó –lo que demuestra su evolución– las creaciones audiovisuales y las canciones escritas por ella misma, que dará a conocer el 19 de marzo.
Un corrido a Sor Juana y una cumbia a la Monja Alférez
“Le hice un corrido a Sor Juana; una cumbia a la Monja Alférez; hice una canción de castas, porque en la época del barroco la sociedad estaba dividida en castas; me puse varias metas y las fui cumpliendo, y me divertí mucho.
“Escribo una canción al chocolate, porque en el barroco, empieza a ser mezclado con leche y azúcar, no como lo hacían los aztecas que lo mezclaban con miel y chile, y empieza a ser una bebida que, bueno, el rey Carlos V, prácticamente renuncia a su reinado no como dicen muchos para meterse a algo espiritual, sino para seguir comiendo lo que quisiera y seguir bebiendo su chocolate, y no lo estuvieran molestando con cuestiones de gobierno.”
Finalmente, Astrid Hadad apunta que “Sor Juana y la Monja Alférez están más vigentes que nunca” y, en ese sentido, advirtió a quienes hoy en día forman parte de la generación que lucha por los derechos de la mujer que, “en la educación, en el hogar los primeros años es muy importante para forjar una mente preparada para evitar este machismo. Además de toda la lucha que se hace, eso ni se discute. Si se empieza por allá, otro gallo nos cantara”.