Ciudad de México. Una introducción detallada del asesinato del archiduque Francisco Fernando durante su visita a Sarajevo y las implicaciones que esto tuvo para el mundo es lo primero que se escucha en The War to End all Wars (La guerra que acabará con todas las guerras), el nuevo disco de los suecos Sabaton. Éste, el undécimo en su carrera, es uno de sus mejor logrados.
Creado en tiempos de pandemia, en palabras de su baterista, Hannes van Dahl, “fue un proceso interesante, porque la creatividad y las ideas fluyeron muy bien; todos estábamos abiertos a diversas ideas y cambios, así que fue muy disfrutable. Este fue nuestro segundo disco con Jonas Kjellgren (productor e ingeniero de mezcla y masterización), y el hecho de trabajar juntos nuevamente lo hizo todo más fácil, porque ya ambos sabemos cómo trabaja el otro. Tengo muy buenos recuerdos de esta grabación”.
Los bateristas no suelen tener mucho acceso a entrevistas, pero eso no quiere decir que no tengan nada qué aportar. Hannes explica que la clave en Sabaton es la honestidad brutal, aunque “el hecho de que tengas una opinión no significa que debas ser un imbécil para externarla, pero creo que si vas a ser un músico profesional, es imperativo que aprendas a vivir con la crítica. La vas a recibir de muchas maneras distintas, y en el peor de los casos, lo que puede pasar es que estemos de acuerdo en no estar de acuerdo, pero, para mí, hablar las cosas sin endulzarlas es lo mejor”.
En Sabaton, admite, su papel como baterista depende de cada canción. “Por ejemplo, ‘Soldier of Heaven’ tiene mucho sintetizador y mucho ambiente ochentero, muy al estilo de ‘Turbo Lover’, de Judas Priest. En esa canción la batería no es la que define la música, es más bien el sintetizador del bajo y la melodía vocal.
Cada quien su parte
“En ‘Soldier of Heaven’ no hice ningún redoble, sólo es un ritmo, pero es lo que la canción pedía. A fin de cuentas se trata de la música y lo que los demás en la banda hacen en cada parte; se trata de que todo caiga en su lugar en favor de la canción, para que quede lo mejor que se pueda. Si eso significa tocar menos notas, no tengo ningún problema.”
Sabaton tardó algún tiempo en venir al continente americano. Lo hicieron cuando ya eran grandes en Europa, así que fue como volver a empezar.
La experiencia en México
A México vinieron por primera vez en 2012 y lo hicieron cada dos años hasta 2018. Hannes lo tiene muy presente: “Recuerdo haber tocado en la Ciudad de México y desde la batería podía ver al ingeniero de sonido con las manos arriba. Y yo no entendía por qué lo hacía, se supone que está mezclando el audio y sus manos deberían estar en la consola.
“Al final del concierto le pregunté qué pasó y me dijo que la gente cantaba tan fuerte que, a pesar de que el audio era bastante bueno y que él tenía la consola a todo volumen, la gente cantaba tan fuerte que no escuchaba a la banda. Lo recuerdo y se me pone la piel de gallina otra vez. ¡Eso es lo que significa tocar en la Ciudad de México! ¡Fue una locura total!”
La gran mayoría de lo que ha creado Sabaton tiene que ver con temas de guerra, pero siempre desde una perspectiva histórica, nunca como una declaración política. Alguna que otra vez alguien se ha confundido, pero Hannes considera que normalmente es gente que no ha leído las letras, y remata: “En las guerras encuentras sentimientos como esperanza, frustración, rabia, felicidad, tristeza; es una situación llena de emociones y eso ayuda a crear buenas canciones. Dicho eso, lo más importante es que las historias que contamos estén bien documentadas, porque tratan sobre personas reales”.
Sabaton lanza hoy The War To End All Wars. El disco está apoyado por Nuclear Blast y es conceptual, centrado en la Primera Guerra Mundial. Comienza con una canción-introducción llamada “Sarajevo”, en la que una voz femenina explica los actos que dieron pie a la guerra, mientras la banda toca y canta a coro.
Y así termina, con “Versailles (Versalles)”, epílogo concebido de forma similar, en el que la voz femenina explica que durante cuatro años las batallas cobraron millones de vidas, que exactamente un lustro después de iniciadas las hostilidades, Alemania es forzada a firmar su rendición incondicional y concluye con otro zarpazo de historia: “La guerra regresaría más temprano que tarde”.
Es un disco con todos los elementos clásicos de la banda, como grandes coros, ritmos machacantes de guitarra, excelentes solos, un trabajo muy sólido en la base rítmica de batería y bajo y letras cuidadas, fáciles de entender y neutrales.