El escritor y editor Álvaro Uribe falleció este miércoles a los 68 años. Le sobrevive su compañera de vida, la poeta y traductora Tedi López Mills. Los restos de Álvaro Uribe serán velados en la agencia Félix Cuevas de Gayosso, desde las 12 horas de este viernes.
Sus amigos y alumnos reconocieron su obra y amistad a través de las redes sociales. Instituciones culturales de México se unieron al duelo por el deceso de Uribe, figura de las letras nacionales desde la escritura y la edición.
Uribe nació en la Ciudad de México el 26 de mayo de 1953 y estudió filosofía en la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM). Desarrolló labores de diplomacia cultural en Francia, de 1977 a 1985, y en Nicaragua un año después. En 2009 se recuperó de un cáncer de pulmón.
En torno a su novela Morir más de una vez, de 2011, mencionó: “Uno se la pasa muriéndose todo el tiempo, a través de las personas que se nos van muriendo y cada vez que se nos acerca la muerte. La vida se redefine cada vez en función de la certeza de que vamos a morir”.
Entonces, afirmó que para un agnóstico como él, “sin la menor esperanza de que haya algo después de la muerte, la única manera de sobrevivir un poco es en la memoria de los demás, en lo que cuenten de nosotros cuando estemos muertos”.
Recibió en Premio Iberoamericano de Novela Elena Poniatowska de la Ciudad de México en 2008 por su libro Expediente del atentado, sobre una agresión dirigida a Porfirio Díaz. Entonces, Uribe mencionó: “No soy un profesional de la historiografía. Soy un novelista, un cuentero, un perpetuo aprendiz de escritor, y escribo sin esperar siempre a tener cosas premeditadas que decir”.
Entre las obras de Uribe destacan Topos (1980), El cuento de nunca acabar (1981), La audiencia de los pájaros (1986) y La lotería de san Jorge (2004). Su novela Expediente del atentado fue adaptada al cine en 2010, dirigida por Jorge Fons.
El narrador, que se consideraba alumno del autor guatemalteco Augusto Monterroso, fue director de dos colecciones emblemáticas de la UNAM: Relato Licenciado Vidriera y Pequeños Grandes Ensayos.
Sobre los 50 textos reunidos en su volumen Caracteres, Uribe afirmaba: “Se me haría fácil, pero poco interesante y legítimo, moralmente, suponer que soy el único probo, que no se corrompe jamás, no es vanidoso y no tiene todos estos vicios del resto de mis congéneres. El primero que debe criticarse cuando va a escribir este tipo de textos satíricos es el propio autor”.
Tenía la convicción de que el narrador que miente “pudiendo decir las cosas como son o como las ve, comete un pecado muchísimo más grave que otros gremios, porque, si alguna obligación moral tiene, es con la pureza del lenguaje y con la verdad de lo que está diciendo. Si el escritor se hace demasiado amigo de una causa y empieza a mentir para favorecerla, está entrando en esa falta”.
El año pasado presentó su novela Los que no. El narrador explicó que el tema de este texto fue “la inmensa mayoría de las personas, entre las que me incluyo, que no alcanzan a ser y a hacer todo lo que hubieran podido ser y hacer. Prácticamente, todos nos quedamos a medio camino o a tres cuartos del camino que hubiéramos podido recorrer completo”.
Ya entonces se reconocía “definitivamente no joven. Estoy a punto de cumplir 68 años. No la acabé ayer, sino cuando tenía 66 o 67 años. Muy entrado en la tercera edad. Es momento en que por la naturaleza misma de las cosas uno va teniendo cada vez menos futuro, por más optimista que sea. En cambio tienes cada vez más pasado y es un muy buen momento para ponerse a analizar ese pasado y a recrearlo.
“El impulso me viene de que son historias que me venían persiguiendo desde hace muchos años, algunas de ellas, hasta 40. Era un momento muy oportuno en mi propia vida para ponerme a hacer un repaso no sólo de mi juventud, sino de la que compartí con muchas otras personas.”