Berlín. La presión aumenta sobre los artistas rusos, a raíz de la ofensiva en Ucrania para que tomen distancia del presidente Vladimir Putin, bajo pena de ser declarados personas no gratas en los escenarios occidentales.
El mundo de la música clásica se vio sacudido este martes por la decisión de la dirección de la Filarmónica de Múnich de despedir al director de orquesta Valery Guérguiev, cercano al Kremlin, mientras la soprano Anna Netrebko, en delicada posición, resolvió suspender sus conciertos.
“Múnich se separa de su director principal, Valeri Guérguiev. En consecuencia, ya no habrá más conciertos de la orquesta filarmónica de Múnich bajo su batuta”, anunció el regidor de la capital bávara, Dieter Reiter.
El viernes Reiter dio a Guérguiev hasta el lunes para “distanciarse de manera clara y categórica” de la incursión rusa en Ucrania. Pero el director de 68 años, uno de los más solicitados del mundo, mantuvo silencio en tanto los ultimátums en su contra se redoblaban.
“Esperaba que reconsideraría y cambiaría su valoración muy positiva del dirigente ruso. Pero no lo hizo”, se lamentó el alcalde.
Además de la dirección de la filarmónica de Múnich, desde 2015 este hiperactivo y controvertido maestro compatibilizaba su cargo, entre otros, con el de director general del prestigioso teatro Mariinsky de San Petersburgo, ciudad natal del presidente ruso.
Su cercanía con Putin, a quien frecuenta desde 1992, y su lealtad al dirigente, han suscitado varias polémicas durante la pasada década, en particular a causa de su participación en conciertos en Osetia del Sur, bombardeada, y en 2016 en Palmira, Siria, junto a las tropas del ejército del régimen de Bashar al Asad.
En 2018, en el marco de una entrevista, Guérguiev se congratuló por la relección de Putin para un cuarto mandato, señalando que se veían de “cinco a seis veces al año”.
Hasta ahora, ninguna de estas actitudes le había impedido dirigir conciertos. Pero su negativa a condenar la guerra contra Ucrania declarada por Putin cambió las cosas.
El lunes, la filarmónica de París y el prestigioso festival de Lucerna (Suiza) anunciaron que habían cancelado varios de sus conciertos ya programados en “solidaridad” con “el pueblo ucranio”.
El Festival suizo de Verbier y el escocés de Edimburgo, la mayor actividad mundial de conciertos en vivo, exigieron y aceptaron la renuncia del maestro como director de sus orquestas.
El viernes, el Carnegie Hall de Nueva York ya había dejado al director ruso fuera de una serie de presentaciones. En la misma lógica, el domingo, su agente artístico, el alemán Marcus Felsner, decidió dejar de representarlo.
Asimismo, la Ópera del estado de Baviera anunció ayer que además de anular sus compromisos con Guérguiev, canceló los de la soprano rusa Anna Netrebko, que tenía previsto presentarse en julio.
El embajador ucranio en Alemania, Andrij Melnyk, había pedido un poco antes en Twitter a los espectadores alemanes boicotear su presentación en la Filarmónica del Elba en Hamburgo.
El concierto fue postergado para septiembre de 2022. Y ayer por la tarde, el organizador River Concerts publicó un comunicado de la diva de 50 años en el cual anunció que renuncia “a los conciertos hasta nueva orden. No es buen momento para mí de actuar y hacer música. Espero que mi público comprenda esta decisión”.
A Netrebko se le reprocha no haber tomado distancia de Putin aunque en Instagram se declaró “opuesta a esta guerra” en Ucrania.
“No es justo forzar a los artistas, o a toda otra personalidad a manifestar sus opiniones políticas y denunciar a su patria (...). No soy un persona política. Soy una artista y mi objetivo es unir a la gente más allá de las diferencias políticas”, dijo la soprano de doble nacionalidad: ruso-austriaca.