Florencia. Luego del anuncio de que los artistas y el curador del Pabellón de la Federación Rusa habían renunciado a sus cargos y cancelando su participación en la 59 Bienal de Venecia, que se realizará del 23 de abril al 27 de noviembre, denuncias públicas similares han provenido de personajes del mundo del arte.
El ministro de la Cultura de Ucrania, Olek-sandr Tkachenko, solicitó que se impida a Rusia participar en citas internacionales como la bienal o la Documenta de Kassel (18 de junio al 25 de septiembre de 2022).
Según Il Giornale dell’arte, la galerista moscovita Ekaterina Iragui consideró: “es miope asociar toda la escena artística rusa con lo que hace el gobierno”, mientras el artista Dmitry Vilensky destacó: “la mayoría del mundo del arte rechaza las acciones militares en Ucrania, pero la represión hace difícil exponerlo públicamente”.
La noticia llegó tras el mensaje en Twitter de los participantes del pabellón ucranio, quienes manifestaron su indignación frente a “las instituciones artísticas que proclaman su misión de defender los valores democráticos, pero apenas ejercieron presión institucional”, y exhortaron a la comunidad artística a “privar al régimen ruso y su maquinaria de propaganda la participación”, concluyendo en un comunicado que “los pabellones de Lituania y Estonia habían iniciado una carta abierta para prohibir la entrada de Rusia a la exposición”.
Después de la noticia de la renuncia, aunque se congratularon, explicaron que “esta decisión fue impulsada por cada uno de los artistas y el curador del pabellón y no por los comisarios ni los organizadores”.
El 24 de febrero, el mismo día en que Rusia declaró la guerra a Ucrania, los curadores Maria Lanko, Lizaveta German y Borys Filonenko, y el artista Pavlo Makov firmaron un comunicado anunciando la momentánea suspensión de su participación “por la imposibilidad de continuar trabajando en el proyecto por poner en riesgo sus vidas”, empezando porque cada uno de ellos se encuentra en una ciudad distinta y los vuelos internacionales están suspendidos. Sin embargo, “estamos determinados a participar en representación de Ucrania en la bienal de Venecia”.
Pavlo Makov (1958) nació en Leningrado (actual San Petersburgo), en cuya academia de Bellas Artes estudió, y más tarde en la facultad de artes gráficas en Crimea; vive y trabaja en Kharkiv, Ucrania. Conocido por sus innovaciones en el campo de la gráfica, presentará una instalación mural de más de tres metros, titulada Fuente de agotamiento. Aqua Alta, sobre la cual viene trabajando desde 1995.
La obra, que debería ser presentada en el pabellón ubicado en el Arsenal, está inspirada en la condición de deterioro de las infraestructuras de la época postsoviética, en específico en el caso de las fuentes públicas de Kharkiv, todas ellas arruinadas e inservibles entonces, y culmina en la ocasión en que el suministro de agua fue suspendido por un mes y al restablecerse provocó una inundación.
El artista pensó en los ríos Lopan’ y Kharkiv, que confluyen en esa ciudad, y utiliza para representarlos un embudo con una terminación doble en la punta, lo que disminuye paulatinamente el flujo del agua y al distribuirse en los restantes embudos dispuestos en una pirámide, llegan a la base apenas goteando, terminan por agotarse. Este concepto se relaciona a su vez con los cambios climáticos y en especial con los padecidos en Venecia.
El pabellón ruso, que acababa de ser remodelado, debió de haber sido representado por Alexandra Sukhareva (1983) y Kirill Savchenkov (1987) con curaduría de Raimundas Malašauskas. La muestra estaba dedicada al teatro “considerado un proceso de transición, abordado desde el punto de vista del tiempo y desde la perspectiva del cuerpo, la mate-ria y la tecnología”