Madrid. Investigadores del Instituto Tecnológico de Massachusetts (MIT, por su sigles en inglés) descubrieron que el humo de los incendios forestales del Verano Negro de Australia provocó reacciones químicas estratosféricas que contribuyeron a destruir ozono.
El estudio, publicado en la revista Proceedings of the National Academy of Sciences, es el primero que señala el vínculo químico entre el humo de los incendios forestales y la destrucción del ozono, que protege a la Tierra de la radiación ultravioleta entrante.
Los incendios forestales australianos de 2019 y 2020 fueron históricos por lo lejos y rápido que se extendieron y por el tiempo y la potencia con que ardieron. En total, el fuego devastador ardió en más de 43 millones de acres de tierra (alrededor de 17 millones 400 mil hectáreas) y extinguieron o desplazaron a casi 3 mil millones de animales. También liberaron más de un millón de toneladas de partículas de humo a la atmósfera, alcanzando hasta 35 kilómetros por encima de la superficie de la Tierra, masa y alcance comparables a los de un volcán en erupción.
Menos dióxido de nitrógeno
En marzo de 2020, poco después de que los incendios disminuyeron, el equipo observó fuerte descenso de dióxido de nitrógeno en la estratosfera, que es el primer paso en una cascada química que, se sabe, termina en el agotamiento del ozono. Los investigadores descubrieron que este descenso del dióxido de nitrógeno está directamente relacionado con la cantidad de humo que los incendios liberaron en la estratosfera. Calculan que esta química inducida por el humo agotó la columna de ozono en uno por ciento.
Recuperación perdida
Para poner esto en contexto, señalan que la eliminación progresiva de los gases que agotan la capa de ozono en virtud de un acuerdo mundial para detener su producción ha llevado a la recuperación de alrededor de uno por ciento de las disminuciones anteriores de ozono en los pasados 10 años, lo que significa que los incendios forestales cancelaron esas ganancias diplomáticas duramente logradas durante un corto periodo.
Si los futuros incendios forestales son más fuertes y frecuentes, como se prevé que ocurra con el cambio climático, la recuperación prevista del ozono podría retrasarse años, señalan. “Los incendios australianos parecen el mayor evento hasta ahora, pero a medida que el mundo sigue calentándose, hay muchas razones para pensar que estos incendios serán más frecuentes y más intensos”, destaca en un comunicado la autora principal, Susan Solomon, profesora de Estudios Ambientales en el MIT. Es otra llamada de atención, como fue el agujero de ozono de la Antártida, que muestra lo mal que podrían estar las cosas.
Se sabe que los incendios forestales masivos generan pirocumulonimbos, es decir, altísimas nubes de humo que pueden llegar a la estratosfera, la capa de la atmósfera que se encuentra entre 15 y 50 kilómetros por encima de la superficie de la Tierra. El humo de Australia llegó a 35 kilómetros de altura.
En 2021, el coautor de Solomon, Pengfei Yu, de la Universidad de Jinan (Líbano), llevó a cabo otro estudio sobre el impacto de los incendios y descubrió que el humo acumulado calentó partes de la estratosfera hasta 2 grados centígrados, calentamiento que persistió durante seis meses. El estudio también encontró indicios de destrucción del ozono en el hemisferio sur tras los incendios.
Aerosoles volcánicos
Solomon se preguntó si el humo de los incendios podría haber agotado el ozono mediante una química similar a la de los aerosoles volcánicos. Las grandes erupciones también pueden llegar a la estratosfera, y en 1989, Solomon descubrió que las partículas de estas emisiones pueden destruir el ozono mediante una serie de reacciones químicas.
Cuando las partículas se forman en la atmósfera, acumulan humedad en su superficie. Una vez húmedas, las partículas pueden reaccionar con las sustancias químicas que circulan en la estratosfera, incluido el pentóxido de dinitrógeno, que reacciona con las partículas para formar ácido nítrico.