Ciudad de México. Un país sin cultura es un país sin destino, resaltó desde la tribuna del Senado, la poeta, filósofo y escritora Elsa Cross, luego de manifestar su rechazo a la reducción de presupuesto a la creación artística en su discurso, luego de recibir el Premio al Mérito Literario Rosario Castellanos.
“Como miembro de la comunidad cultural, no puedo evitar sentir cada vez que se recorta un presupuesto al arte y la cultura, para destinarlo a otros proyectos o macroproyectos, cualesquiera que éstos sean, que es una victoria para las fuerzas más oscuras del país”, recalcó, durante la sesión solemne en la que se le concedió ese galardón que lleva el nombre de la gran escritora chiapaneca.
Expresó que toda inversión en el arte y la cultura va a redituar en la formación de mejores ciudadanos y personas. “Los efectos del arte no se pueden medir ni cuantificar, pues son invisibles y tal vez por eso son más poderosos, dijo, e insistió en que “la cultura en general, así como las ciencias y las artes, está más allá de cualquier ideología política, de cualquier persuasión religiosa o fines que sean ajenos a su propia esencia”.
En el salón de plenos, donde estuvo acompañada por la directora del Instituto Nacional de Bellas Artes (Inbal), Lucina Jiménez, de directora de Filosofía y Letras de la UNAM, Mary Frances Rodríguez, un representante del Fondo de Cultura Económica (CFE), así como de familiares, Cross expresó además preocupación por la apología de la violencia que hace la mayoría de los medios de comunicación y pidió a los senadores legislar en esa materia, para evitar mayor daño a la juventud.
El arte en particular no es elitista, no es privilegio de ninguna clase social y debemos impedir que eso suceda poniéndolo al alcance de todos, señaló e insistió en que “es muy grave que dejemos que el talento y la creatividad de nuestras más jóvenes generaciones quede o siga a la deriva, a merced de la banalidad, la vulgaridad y la violencia siempre crecientes que inundan los contenidos de la mayoría de los medios de difusión y el uso insalubre de muchas redes sociales sin ofrecer a nuestros jóvenes un contrapeso, una defensa interna en un tiempo en que hay una total crisis de valores, ya no digamos morales, sino simplemente humanos”.
Agregó: “Los modelos de vida que actualmente tienen un o una joven partiendo del escenario anterior son deplorables y sus efectos son devastadores cómo podemos corroborar casi todos los días en las noticias. Sería deseable, y es una petición humilde, que de este recinto emanaran leyes que los protejan salvaguardando el patrimonio cultural y espiritual y a los artistas que lo producen, que es lo que puede ofrecer un auténtico contrapeso a la irresponsable exaltación que hacen los medios de la violencia y el crimen”.
Poeta, traductora, ensayista y doctora en Filosofía por la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), Elsa Cross explicó que su optimismo sobre el efecto profundo del arte proviene en gran medida de recordar un taller de poesía que impartió en la década de los sesentas en el el Centro Cultural La Pirámide en Mixcoac, “al que llegó un muchacho que decía haber sido un chavo banda hasta que descubrió la poesía que le cambió la vida”.
Hay que tomar en cuenta también, dijo, “la transformación profunda que en zonas marginales de la Ciudad de México han tenido las fábricas de artes, de oficios, llamadas Los Faros desde hace décadas y que son los pilares de una formación artística que podría llegar a constituir la base de una universidad de los oficios y las artes”.
No se trata, desde luego, de que todos los jóvenes sean artistas, pero cualquiera que sea su vocación o su camino en la vida, por la sensibilidad y el conocimiento que obtengan de su contacto con cualquier forma del arte, su visión de la realidad y sus capacidades de respuesta se verán inmensamente enriquecidas.
“Que sigan oyendo la música que quieran, por poner un ejemplo, pero que aprendan a escuchar a Beethoven y a Silvestre Revueltas; que pinten bardas, pero que sepan que existen Francisco Toledo y Leonora Carrington”
La poetisa y filósofa, es la primera en recibir ese premio, instituido en marzo de 2021, por el Senado y dirigido a escritoras y escritores con una obra consolidada, escrita en idioma español o en cualquiera de las lenguas originarias de Latinoamérica y que pertenezca a los géneros literarios de la narrativa, dramaturgia, poesía o ensayo.
En su discurso, Cross expresó asimismo que el arte en particular no es elitista, “no es privilegio de ninguna clase social y debemos impedir que eso suceda poniéndolo al alcance de todos” y “es indispensable preservar la excepcional riqueza de todas nuestras culturas originarias, tan defendidas, por la propia Rosario Castellanos”.
Hay muchos notables poetas contemporáneos, hombres y mujeres, en lengua náhuatl, zapoteca, mazateca, tzotzil y diversas variantes del maya, entre otra, resaltó e hizo notar que “las lenguas son un instrumento muy eficaz para salvaguardar la memoria de los pueblos y debemos defender su sostenimiento y su desarrollo, sobre todo al saber que las 68 lenguas vivas que hay en el país, el 60 por ciento está en vías de desaparición.
Por su parte, la presidenta de la Comisión de Cultura, Susana Harp y la presidenta del Senado, celebraron la trayectoria de Cross, quien fue elegida de manera unánime por un jurado integrado por la directora del INBAL, representantes de la UNAM, del FCE y el Colegio Nacional.