Las herramientas y los materiales para hacer una “escultura social” no se encuentran en las tiendas, donde normalmente se surten los artistas, expresó el escultor Pedro Reyes (Ciudad de México, 1972), quien ha hallado lo que necesita a veces en el teatro, en terapia, en la resolución de conflictos e, incluso, en el mundo de los negocios.
El Museo de Arte Contemporáneo (Marco), en Monterrey, presentará Pedro Reyes: escultura social, la exposición más completa hasta la fecha del artista con 25 años de trayectoria. Comprende 190 obras, entre escultura, instalación, dibujo, video, collage y pintura. Ocupa 10 salas del museo.
En rueda de prensa virtual para anunciar la muestra que abrirá el 11 de marzo, Reyes explicó que en la escultura social “la materia prima son las relaciones entre las personas o entre los grupos; es decir, todas esas cuestiones que conocemos como la fábrica de lo social”.
Ejemplificó con Palas por pistolas (2008), proyecto en el Jardín Botánico de Culiacán, que consistió en una campaña de donación voluntaria de armas de fuego. Un total de mil 527 pistolas se fundieron para fabricar igual número de palas y plantar la misma cantidad de árboles. Este proyecto llevó a Desarme (2013), en el que 6 mil 700 armas destruidas se convirtieron en instrumentos musicales.
Otro ejemplo de escultura social es Sanatorium (2011), una comisión del Museo Guggenheim, en Nueva York, que consiste en una clínica transitoria que ofrece terapias breves e inesperadas. Hay que inscribirse como paciente para experimentarla. Luego, está Casino filosófico (2006), que consta de una serie de grandes poliedros con frases en sus costados, que funcionan como trompos o dados. El jugador hace una pregunta sobre su vida, gira la pieza y el resultado es una frase filosófica que discutirá con los acompañantes.
Para Reyes, la escultura social ha sido un desarrollo relativamente reciente del arte, de los 20 años pasados. En Marco se verá “arte de vanguardia, reflejo de un desarrollo reciente”, detalló el arquitecto de formación.
El proyecto Tlacuilo, un sistema de activación de bibliotecas, entra en la categoría de escultura social. “En México tenemos miles de bibliotecas que nadie usa porque los bibliotecarios tienen miedo de que los libros prestados no serán devueltos. Me he beneficiado mucho por tener acceso a bibliotecas. Mi crecimiento personal sería inimaginable si no hubiera tenido la posibilidad de llevarme todos estos libros a casa. Decimos en Tlacuilo que una biblioteca que no presta es una cárcel de libros”.
Hace dos años, el artista inició un experimento social en el que puso en préstamo su biblioteca personal de 25 mil volúmenes. Empezó con una página en Instagram y, “felizmente”, se dio cuenta de que las personas sí los devuelven: “Cuando confías en alguien, se crea un vínculo de respeto en el que te conectas por medio de un interés común”.
Como parte de la exposición, Reyes “activará el Centro de Documentación de Marco, ausente del público por 20 años”, apuntó Taiyana Pimentel, directora del museo. “Vamos a tomar los libros que no han estado a disposición del público y ponerlos a préstamo para ser llevados a casa”, agregó Reyes, quien sumará una parte de su acervo, particularmente de tema sonoro. También se creará una fonoteca con audiolibros.
El artista anunció que en abril próximo se develará en San Antonio, Texas, Citlali, escultura de seis metros de alto, realizada en piedra. Se trata de una “versión hermana” de Tlali, la escultura pensada originalmente para sustituir al monumento a Cristóbal Colón en Paseo de la Reforma, de la Ciudad de México, que finalmente se canceló.