Cuando las mujeres están en relaciones de pareja violentas, sus posibilidades de acceder a servicios de planificación familiar y prevenir un embarazo no deseado “se ven afectadas”, señala el informe de Ipas Centroamérica y México (CAM), “¿Por que abortan las mujeres?”, el cualdestaca que la “influencia negativa” masculina puede verse reflejada en el “sabotaje anticonceptivo”.
Dicha acción es una “interferencia activa” del hombre para obstaculizar el empleo de anticonceptivos o en su funcionamiento, y ello se puede dar en diferentes formas: “ocultar retener o destruir píldoras o inyecciones anticonceptivas, romper o agujerear el condón o quitárselo durante la relación coital, no retirarse al eyacular cuando ese fue el acuerdo o cuando la mujer explícitamente lo solicitó, retirar el parche anticonceptivo o intentar remover el DIU jalando los hilos que quedan a la altura del cérvix.
Ipas CAM, organización internacional sin fines de lucro, precisa que por muchas razones abortan las mujeres, pero casi nunca se habla del papel de los hombres en el tema, sobre todo de su participación en el uso de métodos anticonceptivos y su relación con el alza de embarazos no planeados o no deseados. En la decisión de abortar convergen cuestiones personales, subjetivas, financieras, sociales, emocionales y de salud, y en general las mujeres tienen más de una razón para hacerlo.
Datos del Conapo (2019) indican que en el caso de las adolescentes de 15 a 19 años, 53 por ciento declararon que el embarazo fue planeado, eso significa que “casi la mitad” no lo fueron. Ipas CAM destaca que todas las mujeres deben contar con “condiciones de acompañamiento para que expresen libremente sus emociones, expectativas y deseos sobre el ejercicio de su sexualidad y reproducción sin ser juzgadas o estigmatizadas o incluso criminalizadas si deciden abortar”. Una de las principales causas de la gestación no planificada es la violencia sexual, especialmente en niñas y adolescentes. Este tipo de agresión no se limita al acto de penetración forzada, abarca desde el acoso verbal, resión e intimidación con el uso de la fuerza física. También está la coerción sexual, dinámica de ejercicio de poder y control sin uso de violencia física que implica varias tácticas como amenazas, aislamiento y control financiero o abuso emocional.
Otras causas son las relaciones coitales no protegidas y fallas en los métodos anticonceptivos.