Tras más de un año de grandes estragos a los fabricantes de automóviles y de dispositivos tecnológicos por la pandemia, que se esperaba disminuyera este año, empeorará con el conflicto bélico, pues Rusia y Ucrania son proveedores de componentes claves utilizados en la fabricación de semiconductores.
Rusia es, junto con Sudáfrica, surtidor importante de paladio, pues provee cerca de 33 por ciento de la demanda mundial; mientras Ucrania está dentro de los mayores productores de gas neón, materia para la fabricación de los láseres utilizados en la fabricación de chips, y suministra más de 90 por ciento del neón de grado semiconduc-tor de Estados Unidos.
Daniel Graña, y Jennifer James, gestores de carteras de mercados emergentes de Janus Henderson Investors, explicaron que Rusia es un importante proveedor de nickel (baterías EV para coche eléctrico, y acero inoxidable); el paladio (para convertidores catalíticos); titanio (aviones modernos y aplicaciones militares) y muchos otros elementos esotéricos de la tabla periódica.
Sólo el paladio alcanzó un máximo la semana pasada de 2 mil 714.97 dólares la onza. Los precios del metal subieron a su mayor nivel anual en 2022, por lo que acumuló una ganancia en el año de 43.4 por ciento, a lo que Giovanni Staunovo, analista de UBS, destacó que la preocupación por los cortes de suministro en Rusia por la escalada de la crisis de Ucrania ha impulsado al paladio en las últimas semanas.
Analistas recordaron que el precio del neón se disparó 600 por ciento cuando Rusia invadió Crimea en 2014. Y el paladio subió más del 7 por ciento el pasado jueves.
Según el análisis de los expertos de Janus Henderson Investors, grupo británico de gestión de activos globales, la duración de este movimiento de productos básicos dependerá de la severidad de las sanciones impuestas por Occidente y la reacción de Rusia.
Ucrania y Rusia desempeñan un papel básico en la cadena de suministro mundial de semiconductores. Esta guerra podría afectar su capacidad de fabricación y en consecuencia subir precios de los chips.
“La oferta de los metales industriales ya se había visto limitada ante los cierres causados por el coronavirus, los problemas en las cadenas de suministros, la crisis energética en Europa y las medidas de China para la contaminación ambiental. Asimismo, la demanda se ha mantenido alta ante la revolución industrial verde y mayor demanda por vehículos eléctricos”, aseveró Ana Azuara, analista económico-financiero de Banco Base.