Los Ángeles., Una noche al año, Hollywood muestra todo el glamur de los Óscar, pero su bulevar de estrellas es diariamente el lugar al que personas sin hogar acuden a dormir.
Esos mundos, tan contrastantes, se encontrarán en marzo gracias a que los nominados directores de un documental sobre la crisis de los sin techo invitaron a sus personajes a la alfombra roja de los Óscar.
“Ojalá ese día podamos mostrar un poco esa convivencia y concientizar sobre esa humanidad que está ahí, al otro lado de la calle y que hemos ignorado por mucho tiempo”, dijo el brasileño Pedro Kos, correalizador de Enséñame el camino a casa. “Esperamos poder llevar a dos o tres de ellos con nosotros’, agregó su compañero de dirección, el estadunidense Jon Shenk, en entrevista con Afp.
El filme, disponible en Netflix, sigue durante tres años a varias personas sin techo y en condición de vulnerabilidad en Los Ángeles, San Francisco y Seattle. Muestra de forma íntima sus rutinas diarias y dificultades en las calles, así como sus esperanzas de salir de ellas.
Entre los acompañantes está Luis Rivera Miranda, hombre de mediana edad que tiene un perro y que comienza un romance con una mujer también sin techo; Ronnie Astaire del futuro Willis, quien baila en el bulevar Hollywood ante turistas para ganarse el pan. “Él tiene una historia extraordinaria: alguien con entrenamiento de baile clásico que ha participado con Janet Jackson, coreografió el éxito Thong Song, de Sisqo y ha vivido tiempos muy difíciles por varios motivos”, explicó Kos.
En las escenas de Willis “ves el costado del teatro Dolby”, donde se lleva a cabo la gala de los Óscar, agregó.
De acuerdo con los cineastas, parte del problema es que mucha gente ve de forma deshumanizada a las personas que viven en las calles, y se convencen de que son responsables de su propia tragedia.
Sobre las causas que los empujaron a las calles, en el cortometraje se enumeran diversos factores como discapacidades, el rechazo de sus familias por ser trans y depresión. “Esperamos que la cinta pueda brindar una nueva perspectiva, que le ponga rostro a lo que sucede”, prosiguió Shenk. “Son estadunidenses, son nuestros vecinos, tienen derechos, son personas”.
Violencia contra mujeres
Los directores se ganaron la confianza de sus personajes trabajando con organizaciones de apoyo a las personas sin hogar. En vez de hablar con ellos de forma directa, Shenk colocó su cámara en albergues donde los sin techo participaron en entrevistas “de análisis de vulnerabilidad” y salió de la habitación para permitirles conversar de forma libre.
Uno de los momentos más conmovedores es cuando una mujer le dice a un trabajador social en un campamento improvisado que un hombre la ha golpeado nuevamente, lo que lleva al primero a llamar a un refugio para ayudarla a escapar.
“Para las mujeres la violencia sexual es algo real”, aseguró Shenk. “No se me viene a la cabeza una sola de las que conocimos que no tenga una historia relacionada con esto”.
Esperamos usar este corto momento de atención en nuestra pequeña película para abrir una conversación que permita a la gente tener un punto de vista que de otro modo no habrían tenido, comentan los directores.