Yves Saint Laurent (Orán, Argelia, 1936-París, 2008) es considerado el diseñador de moda más influyente de su tiempo. En las artes encontró el alimento de su estilo, mismo que supo transformar en innovación. París le rinde un suntuoso tributo (desde el 29 enero y hasta el 15 mayo) en un tête-à-tête entre arte y moda, con una muestra que se extiende en seis de los mayores museos parisinos, para recordar el 60 aniversario del nacimiento de la maison homónima, fundada con su socio y compañero de vida, Pierre Bergé.
La exhibición Yves Saint Laurent aux musées (YSL en los museos), presenta prendas icónicas del artista en diálogo con las colecciones permanentes del Louvre, del D’Orsay, del Centro Pompidou, del Museo de Arte Moderno, del Picasso y del Yves Saint Laurent. La curaduría es de Madison Cox –presidente de la fundación y ex marido de Bergé–, Stephan Janson y Mouna Mekoua, junto con 13 curadores asociados de los recintos implicados.
La muestra fue ideada por la Fundación Yves Saint Laurent–Pierre Bergé al inicio de la pandemia, cuando los museos estaban cerrados y se pensó en una solución innovadora que atrajera visitantes. Yves Saint Laurent ha sido en tal sentido una garantía.
En 1983, el Museo Metropolitano de Arte de Nueva York dedicó la primera retrospectiva a un estilista viviente a la que asistieron 640 mil visitantes.
El éxito ha sido permanente en las diversas exposiciones que se han realizado en su honor desde entonces, entre las que destacan las de 1985, en Pekín (900 mil visitantes) y de 2017, año de apertura del Museo Yves Saint Laurent en Marruecos (800 mil).
Inventor del prêt-à-porter
Grandes modistas han tenido el talento de Yves Saint Laurent, pero ninguno tuvo la genial idea de transformar la alta costura en prêt-à-porter (listo para llevar), bajando la secular tradición parisina de la alta moda de los castillos a las calles, renovándola. Abrió la primera tienda prêt-à-porter en 1966.
Yves Saint Laurent fue el inventor de prendas para mujer producidas en serie, privilegiando ante todo la comodidad, como lo era para la moda masculina, creando pantalones, tailleurs, smokings, cuyo estilo se reconoce por el corte clásico, la precisión, la sofisticación y el exotismo.
La actriz Madeleine Renaud dijo: “Yves Saint Laurent tiene el genio de los poetas; cuando viste un cuerpo, permite que le salga el alma”.
Se convirtió en el estilo predilecto de la naciente “izquierda caviar” progresista, que lo alabó desde el primer desfile de alta costura de su propia marca celebrado el 29 de enero de 1962, después de haber trabajado con Christian Dior, su maestro, a quien suplió después de su muerte, en 1957.
Amor al arte
Diversos modistos se han inspirado del arte, lo han amado y coleccionado como Yves Saint Laurent, pero él hizo de este binomio una constante en su trabajo, sirviéndole –según Bergé– para “alejar la fugacidad de la moda”. Fue un colorista único, amó en particular el rojo y presentó uno de sus primeros desfiles en un museo (1963).
Su contacto con el arte comenzó de manera explícita con sus “homenajes”, dedicados a varios de sus artistas favoritos en los años 60 (Piet Mondrian y Poliakoff, en 1965, y al pop art en 1968), época, según algunos expertos, considerada la más creativa e innovadora.
En la década de los años 80 retomó los tributos a Picasso, Matisse y Goya, entre muchos creadores más. De cada uno capturó motivos, colores (como el “verde Veronés” o el “negro Frans Hals”), texturas e imágenes que reprodujo con bordados y aplicaciones.
Pero también retomó conceptos de los artistas. De Mondrian, por ejemplo, reconoció haber aprendido “la pureza y el equilibrio”, que tradujo en vestidos cortos y minimalistas.
De Picasso y de Braque aprendió a desestructurar la forma. Además se inspiró y celebró a las antiguas civilizaciones, como la griega, la china y la africana.
En 2002, después de 40 años de actividad Yves Saint Laurent decidió retirarse y cerrar la célebre maison de la avenida Marceau, hoy sede del museo. François Pinault compró el emporio en 1999. El Centro Pompidou le dedicó ese año una retrospectiva legendaria para despedirlo.
Después de su muerte, Bergé puso a la venta, en 2009, la colección de arte y la célebre biblioteca de libros raros, formada por ambos, para mantener los museos de Yves Saint Laurent en París y Marruecos. Fue la “venta del siglo”, anunció la casa de subastas Christie’s, que recaudó 373.5 millones de euros.
La artificación de la moda
La moda ha reclamado cíclicamente su lugar en el olimpo de las artes desde su institucionalización en la segunda mitad del siglo XIX.
Sin embargo, sus características ideales de objeto único, desinteresado y perdurable, han contrastado con aquellas intrínsecas a la moda como producto de consumo, serial, fugaz y perecedero. El sistema del arte ha asumido cada vez más el modelo económico usado por la moda, adelgazando siempre más esta distancia.
En un artículo de Il Giornale dell’arte, Bruno Muheim destaca de qué manera en ambos sectores “el negocio precede la creación”, y cómo las subastas son lo más cercano a las pasarelas en “la mezcla de mundanalidad y profesionalidad” e, incluso, en la realización de sus temporadas principales de primavera y otoño.
Además, destaca la forma en que ambos sectores son a su vez comidos por la lógica del mercado, donde los expertos de arte de las subastas han sido sustituidos por mánagers, mientras los estilistas de las casas de moda, también responden a ellos.
La exposición Yves Saint Laurent y lso museos no puede más que transmitir una enorme fuerza simbólica: la moda ha sido emparejada con el arte. La gran pregunta es: ¿se romperá la barrera?
Mientras tanto, las exposiciones dedicadas a la moda se multiplican. En marzo, el Museo Victoria & Alberto de Londres dedicará la primera exhibición a la historia de la moda masculina.