El pintor, fotógrafo y cineasta alemán Wolfgang H Scholz (Dresde, 1958) explora las profundidades de la cara humana en Rostro invisible, exposición de fotografía, instalación y video en la Casa Rafael Galván, recinto de la Universidad Autónoma Metropolitana (UAM).
En el contexto de la muestra se dio a conocer The Void (El vacío), libro publicado por la editorial Turner que recorre el proceso de vida y la trayectoria artística de Scholz, quien vive entre la Ciudad de México y Múnich, desde hace más de 20 años. Comprende un texto de Irving Domínguez, curador y crítico de arte mexicano, y una entrevista de Boris Groys, filósofo alemán y crítico de arte. En La sensación de atemporalidad se habla de cómo el tiempo se manifiesta a través de diferentes medios artísticos en algunas de las obras de Wolfgang H Scholz.
Rostro invisible comprende Caras izquierdas-derechas, proyecto en proceso iniciado en 1986, que consiste en una extensa serie de fotografías de rostros “día y noche”, como se les conoce en sicología.
“Por lo normal sólo vemos una mitad de la cara de alguien. El cerebro la dobla para completar la imagen del rostro en nuestra mente. Si dividimos una cara en izquierda y derecha, podemos, artificialmente, crear un rostro derecho y otro izquierdo.
“Éstas muestran la parte más emocional y la más racional de la sique”, expresa el entrevistado. Sus series de tres retratos cada una permiten ver una cara que existe, aunque no es visible.
En un inicio, Scholz trabajaba con película; es decir, “tecnología analógica”. Tenía que tomar las fotos, luego, “cortar y pegarlas” para crear un rostro con las mitades izquierdas y derechas. Desde hace 25 años trabaja el proyecto sólo con fotografía digital que le permite un retrato “muy parecido en el que la luz y el tamaño son la base”.
A pregunta expresa, contesta que “no hay un concepto detrás de mi obra. Para mí, esto es casi un camino; claro, como director de cine tengo que decidir rápido lo que quiero hacer con el momento; sin embargo, en la fotografía estos son procesos”.
El artista trabajó más de dos años en Tepito para una exposición en la galería José María Velasco. También fue con la idea de “caras divididas, pero con las personas en su lugar de origen. Scholz lo compara con un proceso de analizar un planeta desconocido, un laberinto. ¿Cómo viven las personas y por qué? ¿Cómo estructuran este lugar?, se pregunta.
La muestra comprende, además, ejemplos de una serie de retratos realizada al coreógrafo y bailarín de danza Butoh, Katsura Kan. Las fotografías, stills y video instalaciones fueron tomadas para una pieza escénica de multimedia, Melancolía-Parte 1. “Todo está en la oscuridad. Todo desaparece”, anota Scholz.
El entrevistado estudió artes plásticas en la Academia de Artes de Dresde, además de grafología en Leipzig. Su primer largometraje de ficción para cine, Buscador de sombras (1994), describe su infancia en su ciudad natal. Otras películas son Alas perdidas (1999) y Tiempo de cuervos (2014).
La exposición Rostro invisible permanecerá hasta el 8 de abril en la galería de la Casa Rafael Galván (Zacatecas 94, colonia Roma).