Impulsada por mayores precios en el gas LP, el que consumen ocho de cada 10 hogares en el país, la gasolina tipo Magna –también la de mayor demanda nacional– y algunos alimentos, la inflación en los primeros 15 días de febrero volvió a presionar a la economía, luego de cuatro quincenas de desaceleración.
El Instituto Nacional de Estadística y Geografía (Inegi) reveló que el Índice Nacional de Precios al Consumidor (INPC), que mide la inflación, experimentó una variación de 0.42 por ciento en la primera quincena de febrero. Con este resultado, la inflación en 12 meses se disparó a 7.22 por ciento, su nivel más alto para una primera quincena de febrero desde el año 2000, cuando fue de 10.62 por ciento.
El aumento anual de los alimentos de 12.08 por ciento en la primera mitad de febrero; de las frutas y hortalizas, de 16.99; de alimentos fuera de casa, 7.76, y de loncherías, fondas, torterías y taquerías, 9.93 por ciento, se reflejó en la inflación de la primera mitad de febrero.
“Los componentes de las mercancías alimenticias se ha convertido en uno de los elementos que más preocupan, pues su inflación anual pasó de 8.85 por ciento a 9.2 por ciento de la segunda quincena de enero a la primera de febrero”, explicó Janneth Quiroz, subdirectora de análisis de Monex.
Por su parte, el incremento de los energéticos también presionó los precios al consumidor, pues la electricidad subió 6.89 por ciento en 12 meses, mientras el gas doméstico natural tuvo un alza de 26.07 por ciento; la gasolina de alto octanaje desaceleró su incremento anual a 14.17 por ciento, luego de que en la última quincena de diciembre registró 15.72 por ciento. Lo mismo sucedió con la gasolina de bajo octanaje, al pasar de 7.62 a 6.09 por ciento en el periodo de referencia.
El gas doméstico LP hiló tres quincenas de caídas anuales, en la primera de febrero descendió 1.69 por ciento.
Una vez más las proyecciones del mercado quedaron cortas, ya que en la encuesta de Citibanamex, el consenso de los analistas estimó que en la primera mitad de febrero el INPC aumentaría 0.34 por ciento quincenal, lo que implicaría una tasa de 7.13 por ciento anual. Para los precios subyacentes, los analistas estimaron un aumento de 0.33 por ciento quincenal o de 6.42 por ciento anual. Por tanto, la inflación no subyacente se proyectó en 9.29 por ciento anual para la primera mitad de febrero.
La inflación subyacente (sin alimentos y energía) mantuvo su tendencia al alza. La quincenal fue de 0.43 por ciento, mientras la anual fue de 6.52 por ciento, su mayor nivel desde la primera quincena de julio del 2001.
“La inflación subyacente en México sigue presionada en casi todos sus componentes (mercancías, alimentos, bebidas, tabaco, mercancías no alimenticias, servicios, vivienda, educación, loncherías, taquerías, torterías, etcétera). El panorama no mejora y el Banco de México puede considerar una alza en la tasa de referencia de 0.50 puntos porcentuales otra vez, independientemente de lo que haga la Reserva Federal (Fed), para contener las expectativas de inflación”, aseveró Marco Oviedo, analista independiente.
Por su parte, la inflación no subyacente, la que incluye productos volátiles como energía y agropecuarios, registró una variación de 0.41 por ciento, incremento anual de 9.33 por ciento.
Por último, el Índice de precios de la canasta de consumo mínimo tuvo un incremento quincenal de 0.46 por ciento y anual de 7.77 por ciento. En el mismo periodo de 2021, las cifras correspondientes fueron de 0.28 y 4.72 por ciento, en ese orden.