Liliana Felipe quiere hacer reverdecer su piano. Este fin de semana las canciones crecen como las gigantescas ceibas de Mesoamérica con el concierto Las clásicas de Liliana Felipe, en el cual, acompañada por la Orquesta Escuela Carlos Chávez, hará un recorrido por su biografía musical en el Centro Nacional de las Artes (Cenart) este sábado, y el domingo en Los Pinos.
“No soy superior a nadie”, afirma contundente la compositora, pianista, cantante, activista y sembradora de árboles. “Si se es incapaz de trascender este pensamiento de que mi vida es más importante, se empieza uno a convertir en estorbo para el futuro. Mi vida no es superior a la de una rata, un elefante, una ballena o de una pulga”, manifiesta en entrevista.
“El piano es un instrumento como oligárquico. Los antiguos pianos tenían las teclas de marfil, ¡imagínate la tara del humano violento, agresivo, machista, patriarcal, poseedor, que piensa que todo mundo se tiene que arrodillar!: ‘voy a poner colmillos de elefantes’”. Por eso desde hace años se dedica a la reproducción de árboles, con el fin de ir pagando esta deuda, mientras el verdor surge a la par de más de 500 canciones en el camino de la artista nacida en Argentina en 1954 y quien vino a México para dejar atrás el horror de la dictadura.
“Estamos viviendo un momento de gran mentira en la humanidad. Hay una sola cosa urgente en nuestros cuerpos y corazón, en nuestro país, en nuestro continente y en el mundo: dejar de explotar animales”. Esa es la reforma energética más necesaria por la que aboga desde hace una década que practica el veganismo.
Para sus presentaciones de este fin de semana seleccionó las canciones basada en el trabajo que ha hecho durante 10 o 12 años. “Es un trabajo lento, que requiere mucha entrega, mucha gente, y ahora de 40 o 30 músicos, muy jovencitos, que tienen todo en la mirada y hacia adelante. Eso sí alienta”. Se refiere al conjunto de músicos que dirigirá Eduardo García Barrios.
“Es más complicado, porque en este caso se necesitan arreglos para orquesta de cámara”, explica. “Eso implica una selección, ya que hay canciones que ni siquiera resistirían ese paso”. Sobre estas clásicas de Liliana preparó unas 15 canciones que interpretará mañana a las 19 horas en el auditorio Blas Galindo, del Cenart, y el domingo en el salón Adolfo López Mateos, del Complejo Cultural Los Pinos, a las 13:30 horas, ambos conciertos con entrada gratuita.
Hay temas que para ella no significan nada en la vida, y de repente hay un segundo en el que pueden adquirir otro significado. Han quedado grabados en una veintena de álbumes. Liliana Felipe lo mismo canta a las bicicletas en Coyoacán y a los mercados de frutas que a los desaparecidos, al autoritarismo del Estado, la hipocresía de la Iglesia católica, la teledictadura, la desigualdad, el racismo y, recientemente, al especismo.
“No es un trabajo solitario”, dice sobre la labor de composición, pues lo hace al lado de Jesusa Rodríguez. “Soy la responsable absoluta de la parte musical, y muchas veces propongo las ideas, pero tengo una mente prodigiosa, que es la de ella, quien posee una inteligencia muy especial para el uso de las palabras; eso le da mucha potencia”.
Por ejemplo, canta Liliana Felipe: “Estoy llena de manías, sueños, fobias y obsesiones”. Son declaraciones que llegarán al Cenart para cerrar el ciclo Música de Mujeres. En su canción Las histéricas reta con desparpajo al patriarcado: “Las histéricas somos lo máximo. Extraviadas, voyeristas, seductoras, compulsivas. Finas divas arrojadas al diván de Freud y de Lacan”.
Recientemente, su quehacer personal y musical se aboca a denunciar la explotación animal en todos los sentidos. Desde su punto de vista, esa sería la propuesta más saludable y ética que necesita la sociedad, que implica también dejar de hacer un negocio a las farmacéuticas. Entonces, “todas mis canciones, todo lo que pienso y digo, está enfocado en eso”.
De manera simultánea, también declara sentirse muy feliz por vivir esta época “estelar” de México. “Algunas estructuras de la corrupción se están desmantelando. Falta ver la principal, la más urgente: acabar con la explotación animal. Nada es más corrupto, nocivo e innecesario”, canta con un llamado para que el país sea la guía en un mundo respetuoso con los seres sintientes.
Liliana Felipe ha visto florecer la hierbabuena y se dedica a reproducir ceibas. Y su piano, entonando clásicas, comienza a reverdecer.