Singapur. “Mira como me desvisto”, canta Ross Nasir, actriz de un musical sobre una mujer de formas ostentosas en Singapur, donde, como en muchos países asiáticos, las personas con sobrepeso han sido estigmatizadas durante mucho tiempo.
Su espectáculo, Big Brown Girl (Inmensa chica morena), expone los prejuicios que deben afrontar las mujeres con sobrepeso que buscan pareja en la ciudad-estado del sudeste asiático.
“En Asia tomó más tiempo para que la gente gorda fuera aceptada, pero se progresa”, señaló la actriz de 35 años. “Ahora estamos más representadas”, destacó.
Pero en un momento en que los países occidentales dan más espacio en la publicidad a modelos de corpulencia diversos, y algunas modelos “de gran tamaño”, como Ashley Graham y Paloma Elsesser, encuentran el éxito, Asia sigue a la zaga.
Desde los años 90 hasta 2007, Singapur exigía un seguimiento del peso de los niños y programas deportivos obligatorios para los que tenían sobrepeso. Algunos creen que este programa contribuyó a reforzar los prejuicios.
“Todavía hay un verdadero problema debido al estigma relacionado con el peso y los sesgos inconscientes”, afirmó Aarti Olivia Dubey, bloguera que lucha contra el dictado de la delgadez con 30 mil seguidores en su cuenta Instagram curvesbecomeher.
La activista forma parte de una nueva generación que publica en Internet mensajes de aceptación de sí mismo y de todas las morfologías.
El musical, que permite a los espectadores elegir entre 10 citas románticas posibles para el personaje y tantos guiones, se inspira en las experiencias vividas por la actriz y su coautora y directora Melissa Sim.
“Cuando pensamos en las citas, en las historias de amor, no las imaginamos necesariamente desde el punto de vista de una persona con sobrepeso”, sostuvo Ross Nasir.
El musical aborda también la cuestión racial ya que la actriz forma parte de la minoría malaya en Singapur, donde la mayoría de la población es de origen chino.
Tener la piel marrón “es también una dificultad”, y encontrar el amor puede ser “un poco más difícil para alguien que es un poco robusta, o es parte de una minoría”, agregó.
El año pasado, The Other F Word (La otra palabra F), espectáculo autobiográfico de una mujer interpretado por la actriz Miriam Cheong, también abordó esos temas.
La autora, una joven de 27 años, creció durante el periodo en que Singapur obligaba a los niños con sobrepeso a asistir a clases de deporte. “Pensé que lo merecía porque era gorda y poco deportista”, explica, pero en retrospectiva siente que fue humillada por su corpulencia.
En Asia, las mujeres que no corresponden a los cánones de belleza tradicionales siguen enfrentándose a dificultades.
Según una encuesta de YouGov de 2019, cuatro de cada 10 singapurenses dijeron que no pensaban tener una relación con una persona con sobrepeso.
En Japón, la actriz Naomi Watanabe, de 34 años, aparece en numerosas campañas publicitarias, pero sigue sufriendo ataques físicos. El director artístico de la ceremonia de los Juegos Olímpicos de Tokio tuvo que dimitir después de haber comparado su rostro con un cerdo.
En Corea del Sur, la modelo de talla grande Vivian Geeyang Kim hace campaña para convencer a las mujeres redondas que no tienen nada de qué avergonzarse.
Comercializa una línea de ropa y publica una revista de moda para las "redondas", una primicia en un país donde el ideal de belleza es dictado por las estrellas ultrafinas del K-Pop y donde las actrices de televisión son puestas a dieta por sus productores.