Ciudad de México. Ante el Inicio de la operación militar de Rusia en Ucrania y los reportes de primeros enfrentamientos, la Iglesia Católica en México pidió a feligreses unirse a las intencional del Papa Francisco rezando una breve oración por la paz.
A través de su semanario Desde la Fe, señaló que en múltiples ocasiones durante su pontificado, el Papa Francisco ha llamado a todos los católicos, cristianos de otras de nominaciones y hombres y mujeres de buena voluntad, a unir sus corazones en una oración al Señor por paz en el mundo.
Por ello, invitó a los fieles “a detenerte un momento y elevar tus pensamientos al Cielo por la paz” con la siguiente oración:
Oración por la Paz
Señor, Dios de paz, escucha nuestra súplica.
Hemos intentado muchas veces
y durante muchos años
resolver nuestros conflictos con nuestras fuerzas,
y también con nuestras armas;
tantos momentos de hostilidad y de oscuridad;
tanta sangre derramada;
tantas vidas destrozadas;
tantas esperanzas abatidas…
Pero nuestros esfuerzos han sido en vano.
Ahora, Señor, ayúdanos tú.
Danos tú la paz, enséñanos tú la paz,
guíanos tú hacia la paz.
Abre nuestros ojos y nuestros corazones,
y danos la valentía para decir:
«¡Nunca más la guerra!»;
«con la guerra, todo queda destruido».
Infúndenos el valor de llevar a cabo
gestos concretos para construir la paz.
Señor, Dios de Abraham y los Profetas,
Dios amor que nos has creado
y nos llamas a vivir como hermanos,
danos la fuerza para ser cada día
artesanos de la paz;
danos la capacidad de mirar con benevolencia
a todos los hermanos
que encontramos en nuestro camino.
Haznos disponibles para escuchar el clamor
de nuestros ciudadanos
que nos piden transformar nuestras armas
en instrumentos de paz,
nuestros temores en confianza
y nuestras tensiones en perdón.
Mantén encendida en nosotros
la llama de la esperanza
para tomar con paciente perseverancia
opciones de diálogo y reconciliación,
para que finalmente triunfe la paz.
Y que sean desterradas
del corazón de todo hombre
estas palabras: división, odio, guerra.
Señor, desarma la lengua y las manos,
renueva los corazones y las mentes,
para que la palabra que nos lleva al encuentro
sea siempre «hermano»,
y el estilo de nuestra vida
se convierta en shalom, paz, salam.
Amén.