En el 109 aniversario luctuoso de Francisco I. Madero, ceremonia encabezada por el presidente Andrés Manuel López Obrador, el secretario de Hacienda y Crédito Público, Rogelio Ramírez de la O, dijo que el legado del “mártir de la democracia” es su creencia en la conciliación, aun cuando se piense que los desacuerdos son irreductibles.
“El legado que nos deja es su lucha por la vía democrática como principio ético y político fundamentales y su creencia en la conciliación por más irreductibles que resulten las posiciones de los diferentes grupos en desacuerdo”, señaló el funcionario durante el acto realizado en el patio de Palacio Nacional.
Frente al mandatario, su esposa Beatriz Gutiérrez; integrantes del gabinete legal y ampliado e invitados especiales, Ramírez de la O señaló que Madero deja la lección de que “la desigualdad y la inconformidad social como sistema de gobierno no pueden durar, y de ahí la necesidad de cambio democrático”.
Luego del mensaje, el presidente López Obrador, su esposa y Ramírez de la O montaron una guardia de honor y guardaron un minuto de silencio frente a una pintura de Madero.
Aquí el discurso íntegro del secretario de Hacienda.
“Es un honor haber sido requerido para compartir con ustedes las reflexiones sobre el acto por el cual estamos hoy aquí, el aniversario luctuoso del Mártir de la Democracia, Francisco I. Madero.
El Presidente Madero, electo en la primera elección democrática que hubo en México, en 1911, después de luchar desde inicio en el partido Anti releccionista y luego el Partido Progresista, después de ser encarcelado por conato de rebelión y ultraje a las autoridades, escapar de prisión, promulgar el Plan de San Luis desde San Antonio, Texas, en el que recogía las demandas del pueblo y de los grupos opuestos a la dictadura de Porfirio Díaz.
Una vez que renunció Díaz y hubo un interinato encabezado por León de la Barra, finalmente establecido de la Presidencia de México.
Su lema: Sufragio efectivo, no reelección, es la herencia de su movimiento.
Estamos en un sitio impregnado por la historia de los últimos días que llevan a esta fecha fatídica de su arresto y encarcelamiento, y finalmente asesinado.
En la Presidencia Madero enfrentó a la oposición socavada de los personajes influyentes del antiguo régimen; a los periódicos conservadores y grupos de conspiradores que enlistaron en su ayuda al embajador Henry Wilson y empresarios petroleros y ferrocarrileros de Estados Unidos y Gran Bretaña.
Como líder revolucionario convertido en Presidente hizo patente y dejó un legado para todos los mexicanos por su fe en la democracia y su postura de conciliar entre contrarios, su bondad, su tenacidad, y su dignidad y valor civil, aun a costa de la vida.
El recinto de Palacio tiene estas memorias en la lucha contra los conspiradores organizados inicialmente alrededor de Félix Díaz, Bernardo Reyes y Manuel Mondragón en un acto ignominioso el embajador Wilson auspició el llamado Pacto de la Embajada, con lo cual se comprometían estos conspiradores, Victoriano Huerta, para iniciar el golpe de Estado contra el Presidente Madero.
Después de su detención, el 18 de febrero, por el general Aureliano Blanquet, Madero y Pino Suárez fueron llevados y aislados en la intendencia de Palacio Nacional aquí en este recinto.
Para desactivar la fuerza leal a Madero, el general Felipe Angeles acude a Palacio Nacional para encontrarse con el Presidente Madero pero ha sido engañado por Victoriano Huerta y arrestado por Aureliano Blanquet, aquí mismo para reunirse en el encierro con el Presidente y el Vicepresidente Madero y Pino Suárez.
Los días que siguieron hasta la muerte por asesinato, el 22 de febrero fueron de angustia y tortura al descubrir el Presidente el grado extremo de la traición y su grupo de conspiradores alrededor de Huerta.
El 22 de febrero, Madero y Pino Suárez son separados del general Angeles para ser llevado a Lecumberri y acribillados ahí.
El legado que nos deja es su lucha por la vía democrática como principio ético y político fundamentales y su creencia en la conciliación por más irreductibles que resulten las posiciones de los diferentes grupos en desacuerdo.
Nos deja la lección de su sacrificio personal y familiar en la lucha por ideales superiores; nos deja la lección de que la desigualdad y la inconformidad social como sistema de gobierno no pueden durar, y de ahí la necesidad de cambio democrático, así como esta lección de cambio que no necesariamente viene solo sino que hay que luchar con él, perseverar en los compromisos con el pueblo.
La lucha armada que siguió al asesinato de Madero era inevitable, no sólo porque el viejo régimen se resistía a morir y había que combatirlo con las armas sino también porque los agravios eran muchos y el agravio de un Presidente electo democráticamente, preso en su propia oficina, encerrado y torturado antes de ser acribillado junto con el vicepresidente Pino Suárez, fue abominable e imperdonable”.